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Brahms y sus piezas para piano.

Además de un gran compositor, Brahms fue un excelente pianista. De ahí que una notable parta de su obra fuese compuesta para piano. Es, precisamente, a esta parte de su obra a la que queremos dar un pequeño repaso.

Brahms estudió piano y composición en Hamburgo con Edward Marxen. Durante una gira en 1853 con el violinista Reményi, cuando tenía solo 20 años, entró en el círculo de conocidos de Schumann, quien sería su gran defensor.

Como compositor, sus primeras obras fueron creadas para piano. Entre ellas se encuentran las sonatas que tanto fascinaron a Schumann, aunque a los críticos del momento les parecían demasiado eclécticas. En ellas ya se perciben elementos que serán característicos de su estilo compositivo maduro como su preferencia por sonoridades densas, el empleo de sextas y terceras paralelas y su predilección por las tonalidades con bemoles.

Unos años clave en la vida de Bramhs fueron aquellos que englobaron la enfermedad y la muerte de su gran amigo Schumann. Así, entre 1854 y 1859, Bramhs no tenía una residencia fija y se la pasó a caballo entre la residencia de los Schumann en Dusseldorf, su casa de Hamburgo, su lugar de trabajo en la corte de Detmold y numerosas ciudades europeas por las que celebraron giras de conciertos tanto él como su querida Clara Schumann, con quien mantuvo algo más que una amistad.

En estos años, a nivel compositivo, se centró en una obra que al principio iba a ser una sonata para dos pianos, luego derivó en una sinfonía y terminó transformándose en su Concierto para Piano Op. 15, en re menor. El concierto lo estrenó él mismo al piano en un recital en Hannover en el año 1859, pero de nuevo, resultó ser una obra demasiado densa e inusual para el público del momento.

Aún así siguió componiendo simultáneamente otras obras para piano. De hecho, sus obras pianísticas fueron compuestas fundamentalmente antes de 1864, mientras era un pianista en activo. Esta es la razón por la que sus sonatas, las Baladas Op. 10 y las Variaciones sobre temas de Harndel, Paganini y Schumann muestran una escritura pianística bastante virtuosística.

Luego, por motivos de trabajo principalmente, Bramhs compuso para diferentes conjuntos instrumentales y coros. Hasta 1893 no volvería a componer para piano.. En ese año es cuando surgen sus Fantasías Op. 116 para piano, los Intermezzos Op. 117 y sus diez piezas para piano Op. 118 y 119. Algo anecdótico al lado de los doscientos lieder que compuso, o sus obras orquestales y camerísticas.

Sobre estas últimas composiciones, las Op. 118 se publicaron dedicadas a Clara Schumann. Aunque las Op. 119 no están dedicadas, se conserva una curiosa correspondencia que muestra una interesante información sobre su composición y la complicidad entre Brahms y Clara.

En 1893 (se publicaron en el 94) Brahms estaba componiendo este conjunto de piezas en la ciudad balneario de Bad Ischl, que era algo así como su casa de verano, y le escribió esto a Clara para hablarle de la primera pieza de su Op. 119, un intermezzo: Estoy tentado de copiarte una pequeña pieza para piano, pero antes me gustaría saber en qué medida estás de acuerdo con ella. ¡Está llena de disonancias! Estas pueden ser correctas y explicarse, pero tal vez no agradarán a tu paladar, y entonces desearía que fueran menos correctas, pero más apetecibles y agradables a tu gusto. La pequeña pieza es excepcionalmente melancólica y para ser tocada muy lentamente, y esto no es una subestimación. ¡Cada compás y cada nota debe sonar como un ritardando, como si uno quisiera succionar la melancolía de todas y cada una, vigorosamente y con placer de estas mismas disonancias! ¡Dios mío, esta descripción seguramente despertará tu deseo!

La respuesta de Clara fue positiva y le pidió que le enviara también el resto de las piezas de esa colección. De los otros intermezzos que componen el Op. 119 Clara le dijo: Es realmente maravilloso cómo las cosas salen de él; es maravilloso cómo combina la pasión y la ternura en el más pequeño de los espacios.

A pesar de los detractores que tuvo en su momento, Brahms se ganó a pulso su lugar en el mundo de la música y hoy su valor es indiscutible.

Cris Rodriguez
Cris Rodriguez
Pianista profesional y profesora de conservatorio. Cofundadora de Maldito Piano. Cuando mi trabajo me dá tregua, me escapo a tocar por el mundo adelante para participar en proyectos alucinantes como el Jordan Rudess KeyFest o Rockin'1000. No sé vivir sin música,así que el tiempo que me queda se lo dedico a estos tutoriales.

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