Durante el siglo XIX el instrumento más tocado por compositores y músicos fue el piano. El motivo está en la versatilidad que ofrecen sus características. Puede ser interpretado como parte de un conjunto de cámara, como acompañante de una voz u otros instrumentos, como solista con una orquesta, o simplemente solo.
En esa época, el piano era el único instrumento que se tocaba en público en solitario. Además, debido a su tamaño, peso y delicadeza, las principales ciudades contaban con un espacio destinado a audiciones pianísticas. A comienzos del siglo XIX, las principales ciudades que contaban con teatros con piano eran las mismas que eran pioneras en la fabricación de este instrumento: Londres, Viena y París. En el caso de Londres, este tipo de recitales ya los había puesto de moda Bach en la segunda mitad del siglo XVIII al hacer conciertos al piano-forte. Entre 1780 y 1790 también fueron populares los numerosos conciertos de Clementi, Dusek, Cramer, Field, Hummel, Steibelt, Moscheles y posteriormente Kalkbrenner. Incluso Liszt hizo su debut en Londres en 1824 con tan sólo 13 años de edad.
Hasta mediados del siglo XIX lo más habitual era que el pianista interpretase sus propias composiciones en el concierto. Luego, estas obras se editaban y publicaban para que estudiantes de piano de todos los niveles pudieran aventurarse a tocarlas en sus casas. A veces, incluso se publicaban versiones simplificadas para incrementar las ventas y llegar a más personas.
Uno de los compositores más prolíficos del momento fue Clementi. Su obra se publicaba primero en Londres y luego pasaba a publicarse también en París y Viena (las tres principales ciudades pianísiticas del momento). Pero al publicarse en otras ciudades, su obra no sólo se difundía, sino que en muchos casos, también se plagiaba y caía en manos de editores no autorizados.
Toda esta difusión de su obra hizo que Clementi influyese en gran medida en otros compositores y pianistas, como Beethoven. Especialmente las sonatas publicadas en las décadas de 1780 y 1790.
Otro compositor e intérprete importante en este momento era Dusek. A día de hoy se le conoce especialmente por sus sonatinas (como a Clementi) porque en esos años se dedicó a crear y publicar música comercial. Y en ese momento lo que más vendía eran las sonatinas y las sonatas.
Esta prolificidad de obras para piano de Clementi y Dusek, ha hecho que a día de hoy se considere que ambos crearon las bases de la sonata y la sonatina del romanticismo: la forma, las tonalidades principales, el esquema armónico, etc.
También hay quien incluye aquí a Cramer. Si no lo hemos mencionado hasta este momento es porque estudió con Clementi y sus sonatas y sonatinas estaban compuestas en un estilo un tanto pasado de moda. Aún así, tanto en su época como en la nuestra, sus estudios fueron y son enormemente utilizados para aprender a dominar la técnica pianística. Uno de los grandes elogiadores y defensores de sus estudios fue el propio Beethoven.
