Sin duda alguna, Martha Argerich es la gran pianista argentina de nuestro tiempo. Tras más de 7 décadas sobre los escenarios, todavía sigue haciendo giras y sorprendiéndonos a todos con su espectacular talento. Una vida dedicada al piano que, sin duda, tenemos que contar.
Martha Argerich nació en Buenos Aires en 1941 y está considerada la mejor pianista de su generación y de la posguerra. Son especialmente célebres sus interpretaciones de Chopin, Liszt, Bach, Schumann, Ravel y Rajmáninov.
Su primer recital de piano lo dio en 1945 con tan solo 4 años de edad. Con 7 ya años interpretaba en teatros conciertos como el K 466 de Mozart, y a los 12 ya era recibida por el presidente Perón en la residencia presidencial. En esa reunión con el presidente le confesó que su sueño era estudiar con Gulda en Viena y sus palabras se convirtieron en realidad. En el año 1954 ya era alumna de Gulda y posteriormente lo sería de Arturo Benedetti Michelangeli.
En el 57 ganó dos de los concursos de piano más prestigiosos de la época con solo 3 semanas de diferencia. Su larguísima carrera como pianista y sus miles de giras le han llevado a tocar por todo el mundo, con las mejores orquestas. Curiosamente, pocas veces ha realizado conciertos de piano solista. Martha prefiere tocar acompañada y se ha enfocado siempre en conciertos para piano y orquesta y música de cámara.
Entre sus principales logros figuran el Premio Busoni de Bolzano, el gran premio de Ginebra, el primer premio del Concurso Internacional de Piano Frédéric Chopin, 3 premios Grammy, el premio Konex como mejor pianista de la historia, el Premio Kennedy y la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes.
Desgraciadamente, su vida personal no ha tenido tantas luces como su vida. Tiene 3 hijas de diferentes padres, todos ellos grandes personalidades en el mundo de la música. Por desgracia, alguno la abandonó e, incluso, una de sus hijas tuvo que crecer en orfanatos.
Su tercera hija, Stephanie, ha debutado recientemente como cineasta presentando una película documental sobre la vida de su madre, titulada Bloody Daughter. En este documental, Stephanie aprovecha una cámara que su misma madre le regaló para mostrar la faceta más personal de Martha, que siempre se esforzó el ocultar. Teniendo en cuenta el título de la cinta, Bloody Daughter (Maldita hija), podemos inferir que no hace un retrato muy amable de su madre. En palabras de la propia Stephanie: “El documental fue casi como un terremoto que sacudió a la familia, pero todavía no sé cómo cayeron las partes ni dónde nos encontramos ahora” .
Dramas familiares aparte, Martha Arguerich se ha ganado a pulso su lugar entre los grandes del piano de la historia. Toda una vida dedicada a su instrumento, nos ha dejado algunas de las mejores interpretaciones pianísticas de la historia.
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