InicioHistorias de la músicaSchubert y las Schubertiadas.

Schubert y las Schubertiadas.

Hoy en día, conocemos a Franz Schubert como uno de los grandes compositores de la historia, título que se ganó a pulso. Sin embargo, Schubert no vivió como uno de estos grandes maestros. Se mantuvo alejado de la fama y los grandes salones, manteniéndose cerca del pueblo. Con el tiempo, su talento transcendería cualquier frontera social y lo colocaría junto a los grandes de la música.

La vida musical de Schubert fue tan intensa como breve (murió a los 31 años de edad) y más bien alejada de los grandes salones y del público vienés. A Schubert no le gustaba moverse en esos fastuosos ambientes, ni era amigo de tener una amplia vida social. En lugar de eso, prefería moverse en un ambiente familiar y de unos pocos amigos muy selectos. Tampoco era amigo del dinero ni poseía grandes ambiciones.

En lugar de acudir a la ópera o a los grandes salones, Schubert prefería pasar los domingos y días de fiesta tocando en casa con sus familiares. Normalmente, tocaban música de cámara con un programa que siempre incluía al menos una obra de Schubert. Su madre, su hermano Karl y su hermana Theresia eran el público, y el resto de la familia, los músicos.

Poco a poco, a estas reuniones familiares fueron sumándose los amigos más íntimos del músico. Con el tiempo, estas reuniones empezaron a realizarse fuera de su domicilio, originándose lo que hoy conocemos como las Schubertiadas. Se trataba de encuentros y pequeñas veladas musicales en casas de amigos o incluso en algunas casas burguesas, donde Schubert tocaba y daba a conocer sus obras. Una de las principales fuentes a cerca de las Schubertiadas es una carta del crítico Franz von Schober a Joseh Spaun. Esta carta es del 14 de noviembre de 1821 y es la primera vez que se habla de ellas.

Es importante señalar que, si tenemos en cuenta que durante su vida apenas se publicaron obras suyas, la forma que tenía la gente de conocer su música y su talento, era poder acceder a una de estas selectas veladas. Lo curioso es que las Schubertiadas no eran en absoluto un concierto ni nada por el estilo.

Schubert aborrecía la idea del concierto como tal. En lugar de eso, en sus reuniones pedía a sus asistentes que no tuviesen una actitud contemplativa y que participasen. Él mismo definía las Schubertiadas como una forma de comunicarse con sus amigos y, por ese motivo, quería que los asistentes comentasen sobre lo que escuchaban, le hicieran peticiones o preguntas y ,sobre todo, que mantuvieran un papel activo y alejado del de simples espectadores.

Las obras que más se interpretaban en las Schubertiadas eran los lieder. Unas canciones para voz y piano que gozaban de una gran y creciente popularidad en esa época en Viena. Fue precisamente Schubert, uno de los compositores que más contribuyeron a llevar a este género a su cima. De hecho, compuso más de seiscientos, entre los que se encuentran el famoso Rey de los elfos, La bella molinera, o el Viaje de invierno.

Fue en 1825 cuando, tras un grave problema de salud, Schubert se vio obligado a mudarse a casa de su amigo Fruhwirth en Weiden y a finalizar definitivamente la celebración de Schubertiadas.

En la actualidad, en Austria se celebran Schubertiadas en honor a Schubert y como forma de homenagearlo a él y a su música. Eso sí, ya no se trata de esas reuniones de pocas personas. Ahora la Schubertiada es el festival más prestigioso del mundo con respecto a Schubert. Cuenta con unos 80 eventos y 35.000 visitantes anuales. En ninguna otra parte del mundo existe una cantidad tan grande de recitales con los mejores intérpretes internacionales en tan corto espacio temporal. Además de los conciertos de cámara y de piano, las Schubertiadas actuales también incluyen conciertos de orquesta, lecturas, conferencias y clases magistrales.

Gracias a la fama que han ido tomando, cada vez son más los países que se animan a organizar Schubertiadas y entre la lista ya figuran ciudades como Vilabertran (Barcelona, España), Hohenlohe (Alemania), o Biel/Bienne (Suiza).

Cris Rodriguez
Cris Rodriguez
Pianista profesional y profesora de conservatorio. Cofundadora de Maldito Piano. Cuando mi trabajo me dá tregua, me escapo a tocar por el mundo adelante para participar en proyectos alucinantes como el Jordan Rudess KeyFest o Rockin'1000. No sé vivir sin música,así que el tiempo que me queda se lo dedico a estos tutoriales.

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