Hace dos días se celebrara el 75 aniversario de la liberación del campo de concentración de Auschwitz. El 27 de enero de 1945, el ejercito soviético liberaba el campo de concentración donde habían sido asesinados más de un millón de personas y que sería el mayor ejemplo de las atrocidades nazis. La solución final de los nazis pretendía acabar con todos los judíos de Europa. Por fortuna, muchos pudieron escapar, otros pudieron sobrevivir a la tortura de los campos de concentración y algunos pudieron esconderse. Este es el caso de Wladyslaw Szpilman.
Una carrera truncada
Wladyslaw Szpilman nació en Polonia en 1911 y desde muy joven mostró tener grandes dotes para el piano. Durante su adolescencia estudió en la Academia de Artes de Berlín. Por suerte, terminó sus estudios y regresó a su país antes de que los nazis llegasen al poder y las cosas se pusiesen feas en Alemania.
A su regreso a su Varsovia natal, encontró trabajo en la radio polaca como pianista en directo. Su fama empezó a crecer como pianista y como compositor de música clásica. Todo apuntaba a que se convertiría en una eminencia de la música hasta que, el 1 de septiembre de 1939 los nazis atacaron Polonia y su carrera se vio truncada.
El piano como elemento de resistencia.
Mientras el país se enfrentaba a los nazis, Wladyslaw Szpilman no renunció a tocar el piano en la radio. Consideraba que su labor ayudaba a mantener un ambiente de normalidad en la ciudad y que ayudaba a levantar el ánimo de los soldados.
Siguió tocando en la radio hasta prácticamente el final de la guerra en Polonia. Su última interpretación en la radio fue el 23 de septiembre de 1939 (la rendición de Polonia sería el 6 de octubre). Durante 23 días continuó yendo a la radio a tocar cada día, mientras las bombas caían a su alrededor.
Ese último día ofreció un recital de Chopin mientras las bombas de la artillería y la aviación nazi caían alrededor del estudio de radio.
Sobreviviendo en el gueto
Una vez que los nazis tomaron Varsovia, comenzaron los recortes de libertados a los judíos, hasta que en 1940 los encerraron en el guetto y les impidieron salir.
Al principio, Szpilman encontró trabajo como pianista en el Sztuka, el último café del guetto. Sin embargo, los nazis cada vez quitaban más derechos a los judíos y la situación se volvía más insostenible.
el 16 de agosto de 1942 la familia Szpilman fue llevada hasta el Umschlagplatz, la estación donde los nazis mandaba a los judíos al campo de concentración. En el momento de subir un tren, una mano lo quitó de la fila y le dijo que huyera. Esa mano fue la de un familiar lejano que se había enrolado en la policía judía que ayudaba al régimen. El resto de su familia fue transportada a los campos y nunca más volvió a verlos.
Este familiar lejano le consiguió un trabajo que le permitía salir del guetto de vez en cuando. Utilizó este trabajo para unirse a la resistencia y formar parte de un comando clandestino que introducía armas y munición en el guetto.
Viviendo a escondidas
Pero las cosas cada vez se ponían peor en el guetto de Varsovia: las palizas y las ejecuciones aleatorias estaban a la orden del día. Aprovechando unas amistades de polacos no judíos, Wladyslaw Szpilman huyó del guetto y se ocultó en su casa.
Así pasó 3 años, cambiando de escondrijo entre amistades, comiendo cuando podía y prácticamente sin salir de casa. Desde uno de estos escondrijos contempló el alzamiento del guetto de Varsovia y la manera sangrienta en que fue sofocada.
Durante los siguientes meses siguió viviendo a escondidas, entre las ruinas del guetto, bebiendo agua estancada y sin que nadie pudiese ayudarle.
Un día, buscando comida, se encontró a un oficial nazi. Todo apuntaba a que iba a morir y Szpilman se dio por vencido. Sin embargo, ese oficial resultó ser Wilm Hosenfeld, un oficial alemán que se ocupó de ocultar y ayudar a diferentes judíos en Varsovia. Durante el encuentro, le preguntó a qué se dedicaba y, tras saber que era pianista, Hosenfeld le pidió que tocase un viejo piano que había en la casa.
Este oficial alemán fue la última persona que ayudó a Spilzman. Se encargó de mantenerlo oculto, llevarle comida e informarle de la inminente liberación de Varsovia por parte del ejército rojo, que tendría lugar dos meses después.
La vuelta a la vida.
Con la liberación de Varsovia, Wladyslaw Szpilman recuperó su libertad. Consiguió de nuevo su antiguo trabajo en la radio. El primer día en su vuelta a la radio, Szpilman interpretó la obra que había tocado para el oficial alemán que lo ayudó.
Poco a poco volvió a hacerse un hueco en el mundo de la música y a destacar como pianista y compositor.
También escribió sus memorias «El pianista del gueto de Varsovia» que no verían la luz hasta los 90, por culpa de la censura. En el año 2002, Roman Polanski dirigió su película «El pianista» basándose en esas memorias.
En el año 2016 una periodista aseguró que Wladyslaw Szpilman pudo sobrevivir todos estos años porque colaboraba con los nazis. Sin embargo, la familia Szpilman no tardó en llevarla ante los tribunales, que les dieron la razón. La escritora fue obligada a retractarse públicamente.
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