Art Tatum fue, sin lugar a dudas, uno de los pianistas más técnicos de la historia. No solo era capaz de interpretar melodías increíblemente rápidas, además, en términos armónicos siempre fue unos 30 años por delante de sus contemporáneos. No solo era admirado en los círculos jazzísticos, Rachmaninoff y Horowitz afirmaban que era el mejor pianista en cualquier estilo y Greshwin era un ferviente admirador de él.
Capaz de moverse con soltura entre el swing, el boogie-woogie o el dixieland, también era capaz de dar el salto al clásico cuando se lo proponía. De hecho, a pesar de no considerarse un pianista clásico, una de sus obras más famosas fue su versión del Humoresque de Antonin Dvorak.
Art Tatum nació casi ciego en el seno de una familia de músicos aficionados. A pesar de recibir algo de educación musical en la Escuela de Música de Toledo, Tatum fue prácticamente autodidacta. Aprendió a tocar de oído, copiando las canciones que escuchaba en el piano roll de su madre, con solo 3 años. Entre las canciones que escuchaba, algunas estaban diseñadas para 4 manos; el joven Tatum que no sabía esto, era capaz de tocarlas él solo, con solo 6 años. Se dice que esto fue el origen de su capacidad de ejecución tan rápida.
Tatum no creaba sus propias composiciones, pero hacía totalmente suya cualquier pieza que interpretaba. Si bien no cambiaba mucho la melodía de los temas que interpretaba, modificaba la parte armónica hasta llevarla a lugares insospechados. Entre la características de su música destaca una técnica prodigiosa, el uso de un aluvión de notas y por no dejar ni un segundo de silencio.
La influencia de Tatum no solo llegó a otros grandes pianistas como Oscar Peterson o Chick Corea sino que músicos de otros instrumentos como Charlie Parker o Coleman Hawkins, también intentaron emular sus rápidas líneas melódicas.
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