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Hoy charlamos con Javier Vizoso

Javier Vizoso posee una de esas plumas todoterreno que le permite escribir prácticamente sobre cualquier cosa y que siempre resulte interesante. A día de hoy, ha publicado tres libros, entre ellos Instrucciones para tropezarse a Vivaldi que ya hemos reseñado en nuestra web. También es el jefe de prensa y comunicación de la Orquesta Sinfónica de Galicia. Acompaña a la OSG en sus extensas giras y, entre actuación y actuación, saca tiempo para escribir  en On the Road, una especie de diario de las vivencias de cada gira aderezadas con sus reflexiones, tanto vitales como musicales.

Hoy estamos de suerte, Javier Vizoso ha podido de sacar algo de tiempo para respondernos a unas preguntas para Maldito Piano.

Antes de nada, nos gustaría que te presentases tú mismo. ¿Quién es Javier Vizoso y a qué se dedica ahora mismo?

Ya me gustaría tener la certeza absoluta de quién soy. Me gusta pensar que en lo profesional soy periodista y escritor, pero uno siempre es muchas más cosas que una vocación o una profesión, como padre, que es sin ninguna duda lo más difícil que hago en la vida. Trabajo como jefe de prensa y comunicación en la Orquesta Sinfónica de Galicia OSG desde 1993, y soy escritor, sobre todo escritor, porque el escribir es parte de mi naturaleza y una forma de estar en el mundo. La escritura no es algo que dependa del éxito o del fracaso, es un modo de ver las cosas. Escribes porque puedes hacerlo, es algo natural que no depende de otra cosa que de la propia necesidad de escribir. Escribir da sentido y el sentido, en tantas ocasiones, lo es todo.

Por pura afición y por deformación profesional, leemos muchos libros sobre música. Instrucciones para tropezarse a Vivaldi trata una temática bastante común en otros libros pero desde un punto de vista muy original. ¿Cómo se te ocurrió darle ese enfoque?

Todos los textos que forman parte del libro se habían publicado de forma independiente como notas a los programas en infinidad de ciclos de conciertos y festivales. Un día me puse a releer todo el material escrito y descubrí que muchos de aquellos trabajos compartían una misma forma de ver las cosas, seguían una especie de hilo, había una unidad de estilo, de enfoque… y pensé que juntos formaban en realidad un libro. En ningún momento pensé que fuese a tener el éxito que tuvo. Supongo que en su momento (2010) resultó una sorpresa que se pudiese escribir de una forma tan gamberra sobre autores que, de algún modo, parecían intocables.

Creemos que lo más interesante de las Instrucciones es que lo puede disfrutar cualquiera: profesionales, iniciados en la música, melómanos… ¿Crees que tu trabajo con la OSG ha influido para conseguir un punto de vista cercano a la música sin llegar estar plenamente inmerso en lo más técnico?

No hay que ser arquitecto para disfrutar de tu casa, ni ser granjero para saber que unos huevos están podridos. Mi trabajo en la OSG, donde también me encargo de la edición y publicación de los programas de mano, me puso en contacto con muchos enfoques diferentes a la hora de explicar el contenido del programa de un concierto: unos textos son más científicos, otros fundamentalmente técnicos y algunos (pocos) realmente literarios, que son los que pueden de alguna manera llegar al lector y perdurar en el tiempo. El texto literario debe aportar algo que lo haga autónomo, debe justificarse a sí mismo. Y eso es lo que intento.

Tras Instrucciones para tropezarse a Vivaldi has cultivado otros géneros como la poesía con El tifón en la tormenta y el relato con El secreto de la señorita Higgins… ¿piensas volver al terreno musical con algún otro libro?

Hace poco más de un año que trabajo en un nuevo libro con otra recopilación de textos ya publicados, pero no creo ni que vaya exactamente en la línea de Instrucciones para tropezarse a Vivaldi ni todavía estoy del todo seguro de qué textos entrarán ni en qué orden. Hay algunos que me gustan mucho y otros no tanto y la función de un autor es siempre dudar de todo, sobre todo de sus textos. Pero el tono un tanto gamberro y outsider está presente en todo lo que hago, para disgusto de musicólogos.

Leyendo las Instrucciones y tu blog On the Road, podemos apreciar tu amor por la música ¿De dónde viene esta pasión?

La pasión por la música y por la literatura me vienen desde niño (ahora soy un adulto del tipo “niño con experiencia). De pequeño oía los discos de mis hermanos mayores: Pink Floyd, Bob Dylan, Rolling Stones era la banda sonora de mi infancia, con seis, siete, ocho años… Pero con la adolescencia sentía que aquello no era suficiente, necesitaba algo más: a los quince años encontré unos discos viejos de mi padre en el sótano. Puse uno al azar y resultó ser Wagner, que me pareció algo tremendo, lleno de fuerza y sentido. Creo que, después de todo, mi vida ha sido la búsqueda de sentido.

Hablando de On the Road… lo cierto es que tiene entradas divertidísimas como el de “Si vas a contar eso, mejor cuenta compases”. Es muy curioso como de algo a priori tedioso como una gira, puedas sacar tanto texto divertido. ¿De dónde surgió la idea de On the road?, ¿tienes alguna idea para que siga creciendo en el futuro?

On The Road nació en 2016 con la gira de la OSG en Emiratos Árabes. La gerencia de la OSG pensó que sería interesante contar una experiencia tan extraordinaria para todos a través de un blog y a mí me pareció la excusa perfecta para hacer lo que me gusta: escribir. En cuanto al tedio, debo decir que cuando aprendes a ver lo tedioso de la vida con otros ojos, el blanco y negro del tedio pasa a la alta definición en color, como señalaba David Foster Wallace. El secreto está siempre en la mirada. Lo decía Alejandra Pizarnik en la cita con la que abro el libro Instrucciones: «Una mirada desde la alcantarilla puede ser una visión del mundo; la rebelión consiste en contemplar una rosa hasta pulverizarse los ojos». On the road está vinculado a las giras de la OSG y seguiré alimentándolo siempre que haya viajes y me permitan seguir haciéndolo.

Tú, que vives tan de cerca el trabajo constante de los músicos en la sinfónica de Galicia, conocerás, por extensión, lo sacrificado que es la vida de un músico. ¿Qué opinas de esa tendencia que existe que intenta que los músicos toquen gratis o por autopromoción?

Me parece un disparate que se explica por sí mismo. Gabriel García Márquez jamás participó en las labores de promoción de sus libros porque decía que él ya los había escrito y a eso nadie le había ayudado. Todo depende del valor que quieras darle a tu trabajo. Jamás deberías regalar tu tiempo ni tu talento, por pequeño que sea, a nadie.

Por último, hay una pregunta que nos gusta hacerle a todos nuestros entrevistados. En Maldito Piano tratamos de defender todos los estilos de música y apreciamos a todos aquellos que se atreven a innovar. ¿Qué opinas de la mezcla de estilos o de la introducción de elementos  electrónicos en la música clásica?

Lo mejor es no tener ninguna opinión a priori. Hay cosas que pueden funcionar y gustar y otras que, funcionando, no gustan. Es como todo en esta vida. Lo importante es hacer lo que uno cree que tiene que hacer y que los demás hagan u opinen lo que quieran.

A modo de despedida, si hay algo que quieras decir a nuestros lectores, este es tu espacio.

Gracias por vuestro interés por mi trabajo y por el tiempo de esta entrevista. Saber que hay lectores por ahí a los que he podido llegar y transmitir algo de lo que vive dentro de mi cabeza es una enorme satisfacción (y un alivio…)

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Agus Rodríguez
Agus Rodríguez
Creador de contenidos online y experto en marketing digital y RRSS. Cofundador de Maldito Piano. Amante del deporte y la buena comida. La música me ayuda a viajar cuando mi presupuesto no me lo permite.

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