Hace apenas un par de meses, el espacio aéreo de la ciudad suiza de Sion se vio invadido por un objeto muy particular: un piano. El objeto no volador pero sí identificado era un piano clásico que colgaba sobre una grúa, con pianista incluido.
Este piano en las alturas formaba parte de una performance del pianista Alain Roche que busca incidir en el contrapunto de enfrentar un piano clásico a un espacio polvoriento en obras.
La actuación tuvo lugar en la parte más elevada de un hospital en construcción. Ahí se elevaba una grúa de la que colgaba el piano. Además de la interpretación de Alain Roche, la performance contaba con una coreografía que tenía que ir siguiendo el operario de la grúa. De esta manera, música, altura y movimiento se fusionaban.
Unas 200 personas pudieron disfrutar de este espectáculo de la que no sabemos si alguna terminó con tortícolis de tanto mirar hacia arriba.
Debido a la posición colgante del piano, Alain Roche tuvo que tocar en una posición invertida, algo muy extraño para un pianista. Para poder practicar, el pianista cuenta en su casa con un piano en posición vertical que puede tocar suspendido a un metro del suelo.
Superado el impacto inicial, lo cierto es que en vídeo no parece que aporte gran cosa el piano así colgado. Sin embargo, habría que verlo en persona para comprobar realmente el efecto de un piano en las alturas.