En lo referente al piano siempre hemos escuchado que el tamaño sí importa. Y, lamentablemente, es cierto. Tener unas manos grandes y con los dedos largos es una gran ventaja. Pero esto no quiere decir que si tienes los dedos más cortos no puedas ser un buen intérprete.
Hoy vamos a ver cómo podemos compensar o solucionar las dificultades que se nos presentan al piano por culpa de tener las manos pequeñas. ¡Toma nota!
Contenido
La posición de la mano.
Si algo se repite hasta la saciedad en las aulas de piano es que la mano debe estar redondeada y la punta del dedo es la que debe presionar la tecla. Y es algo totalmente cierto, en parte.
Si tocas acordes o pasajes en los que, por la disposición de las notas, debes abrir más la mano, los dedos nunca estarán totalmente redondeados. Es anatómicamente imposible, sobre todo si tienes dedos cortos. Por esta razón, habrá que tocar con los pulgares un poco ladeados y el resto de dedos con una curvatura muy leve, o incluso rozando el estar totalmente estirados, si el acorde lo requiere.
En todo caso, nunca debes bajar la muñeca o hacer torsiones extrañas. Lo que sí puedes o deberías hacer es jugar un poco con el giro o el ángulo de la muñeca, especialmente si notas que aparecen tensiones por culpa de mantenerla totalmente recta. Si tensas demasiado tanto los dedos como la muñeca, también podrías lesionarte. Así que vigila que tocas con fuerza pero sin bloquear articulaciones debido al aplique de una tensión o un agarrotamiento excesivos.
En la siguiente imagen podrás ver ejemplos de unas colocaciones correctas en la parte superior y ejemplos de malas colocaciones en la parte inferior.
Cómo abrir la mano.
Puede parecer una tontería pero tu cerebro te podría estar haciendo una jugarreta. La forma en la que piensas cómo abrir tu mano puede ser tu principal forma de autosabotaje.
Es algo que casi nunca te paras a pensar y te recomendamos que te pares un momento y lo hagas ahora mismo. Pon tu mano con la palma hacia arriba y párate a pensar cómo la abres realmente y luego trata de ejecutar los movimientos para abrirla lentamente.
Lo más habitual entre principiantes es que la mano trata de abrirse tensando los dedos, como si quisiéramos estirarlos más o tirar de ellos hacia el frente. Y esta es la peor manera de abrir una mano. Si quieres abrir tu mano correctamente, los dedos no deben hacer fuerza y estirarse a lo largo sino a lo ancho.
Con la mano con la palma hacia arriba, concéntrate en la parte inferior, justo encima de la muñeca. Ahí verás como dos montañitas, una a cada lado del centro. Piensa en que quisieras separarlas más y luego lleva esta sensación de abrir/separar al resto de la palma de tu mano y que sea este tipo de movimiento de apertura el que va pasando de la palma a tus dedos. Así vas a abrir tu mano ya desde tu palma de la mano. Es un método mucho más indoloro, natural, seguro y efectivo. Y de nuevo, ayuda a evitar tensiones y dolores innecesarios.
Esta técnica de apertura de mano se ejecuta sobre todo para realizar correctamente las octavas. De la otra manera, verás que cuando toques octavas te van a quedar los dedos del centro estirados y tensos. Si esto sucede, repercutirá negativamente en la claridad y la agilidad con la que sonarán tus octavas.
Puede que aún abriendo correctamente la mano, no te llegue para abarcar la distancia que necesitas, entonces deberías probar a traer un poco los dedos de los extremos (pulgar y meñique) hacia el borde de las teclas. No es lo más correcto porque corremos el riesgo de que se resbalen fuera del teclado, pero a veces es necesario.
Imposible hacerlo como está escrito.
Puede darse el caso de que tengas la mano pequeña y tu profesor te mande tocar algunas obras de Rachmaninov o Granados y tu mano, sencillamente, no puede tocar esas aperturas. Si tu mano sólo llega a una octava o, como mucho, a una novena, será imposible que puedas tocar una décima y mucho menos una 13ª. Es más, puedes llegar a lesionarte tratando de forzar para llegar a abrir tanto.
En estos casos, lo mejor es aceptar que por motivos anatómicos no puedes tocar esa obra o, si lo haces, tendrás que hacer pequeños arreglos. Por ejemplo, si son acordes con posiciones muy abiertas, deberás arpegiarlos o tocar primero la nota del bajo y luego el resto del acorde.
Otro truco es redistribuir las notas entre tus manos. Esto quiere decir que si ves que las notas superiores del acorde de tu mano izquierda las puedes dar con la derecha, hazlo así. Nadie lo notará.
Aceptación de uno mismo.
Teniendo todo esto en cuenta, aún así algún día te apetecerá tocar una obra que no puedas tocarla. O igual es la obra obligatoria para un concurso, pero si tu mano no abre una 13ª no va a poder ser. Y no pasa nada. Hay miles y miles de obras preciosas y complicadas que podrás tocar y nuevos concursos en los que participar. Lo mejor es aceptarse a uno mismo tal y como es. Si no puedes tocar una 13ª, no pasa nada. No eres el único pianista que no puede hacerlo. Hay muchos más como tú.
Evidentemente, puedes trabajar los arpegios en todas sus posiciones y realizar otro tipo de ejercicios que ayudarán a que tu mano se abra cada vez más, poco a poco. O también podrás realizar los trucos que hemos visto hoy. Pero si ni con los trucos puedes tocarla, entonces déjala o acabarás lesionándote.
No merece la pena tener una lesión por culpa de una obra. Si la dejas, podrás tocar miles de obras más. Pero si te lesionas, podrías llegar a tener que dejar el piano, al menos por un tiempo. Así que, el mejor consejo que te podemos dar es que busques siempre repertorio que se ajuste a tus características y a tu nivel técnico.