InicioObras explicadasTe cuento una obra: Margarita en la rueca de Schubert.

Te cuento una obra: Margarita en la rueca de Schubert.

Margarita teje incansablemente, mientras se lamenta por su amor. El sonido de la rueca se repite una y otra vez, en una analogía de lo que pasa por su mente. ¿Quién es el amado de Margarita?, ¿por qué su amor se ha convertido en sufrimiento? Hoy te contamos el lied Margarita en la rueca, de Franz Schubert.

Además de la canción y la letra, que encontrarás a continuación, recomendamos seguir esta explicación con la partitura a mano para entender mejor los movimientos circulares del piano, que imitan a la rueca.

La historia de Margarita

Un lied es una canción alemana pensada para un cantante acompañado por un piano. Generalmente, la letra del lied proviene de algún poema famoso. Schubert compuso esta obra maestra que tituló Gretchen am Spinnrade (Margarita en la rueca) en 1814, cuando tenía 17 años. Se dice que con ella creó una nueva forma artística, que no tenía ningún tipo de precedente, creando así la primera canción alemana moderna.

En este lied de Schubert, nos encontramos a Margarita (en alemán Gretchen) hilando en su rueca, pensado en Fausto. Cabría pensar que el pensamiento de una mujer hacia su enamorado debería ser alegre, pero en este caso nos encontramos todo lo contrario. El amor de Margarita es un amor trágico, atormentado y lleno de dudas. Su cabeza no deja de darle vueltas a su amor, de la misma manera que la rueca no deja de girar mientras teje.

Sabemos que el objeto del amor de Margarita es Fausto porque Schubert tomó como base un texto de la primera parte del Fausto de Goethe. La historia cuenta que Fausto, que es mago, invoca al diablo y Mefistófeles se le aparece. Así, Fausto le vende su alma a cambio de la eterna juventud. Rejuvenecido y con la ayuda de Mefistófeles, Fausto logra seducir y enamorar a la bella Margarita. Sin embargo, una vez conseguido lo que quería, Fausto deja a Margarita.

Esto es lo que dice la letra de la canción.

Desapareció mi sosiego y me pesa el corazón, nunca conseguiré hallar la paz. Soy como una muerta si él no está junto a mí. El mundo entero carece de atractivo. Enajenada tengo mi pobre cabeza, y todos mis sentidos deliran incoherentes. Si miro por la ventana, sólo a él mis ojos buscan. Únicamente por encontrarlo salgo fuera de casa. Su caminar altivo, su noble figura, la sonrisa de su boca y el fuego de su mirada. El fluir encantador de sus palabras, la caricia de sus manos, ¡Oh! ¡Y sus besos ardientes! Mi pecho hacia él se enarca en poderoso impulso. ¡Si pudiera cogerlo, retenerlo junto a mí, y besarlo, hasta saciar mis ansias, hasta quedarme muerta bajo sus labios!

No solo la letra nos cuenta la historia

Pueden separarse fácilmente los diferentes planos sonoros que Schubert utilizó en este lied, aunque todos juntos trabajan para dar un mensaje común.

Un primer plano lo constituye el canto de la obra. Schubert dividió el texto en ocho estrofas de cuatro versos cada una, musicalizados para ser cantados por una voz de soprano. La soprano tiene un creciente dramatismo que la lleva hasta casi un grito, pero siempre suavizado por las repeticiones de la línea melódica central.

El segundo plano son las continuas semicorcheas de la mano derecha del piano que simulan el movimiento continuo de la rueca, que representa las vueltas que da la atormentada mente de Margarita. Si queremos hablar de una forma más técnica, ese movimiento de semicorcheas que recrean el sonido de la rueca y que suenan sin parar, son un ostinato rítmico.

El tercer plano es un bajo de la mano izquierda que, por momentos, parece imitar el movimiento del pie en el pedal que hace girar la rueca y, en otros momentos, imitan los latidos del corazón de Margarita.

Los tres planos funcionan juntos a la perfección, transmitiendo una idea constante de angustia y desesperación. La creciente intensidad continua de la voz es evidente. También la dramática suspensión del movimiento perpetuo del piano cuando la voz llega al verso ¡ay, su besar! para inmediatamente después, reanudar la figura de la rueca. Además de dar sonido a esa rueca incesante, la mano derecha del piano también constituye el fundamento, la base y el motor de la canción.

Este también es un ejemplo de canción estrófica con variaciones, ya que hay cambios en la música para tener en cuenta ciertos cambios dramáticos y aumentos de intensidad que van apareciendo en el poema. Claramente, es un ejemplo de música al servicio del texto.

Como curiosidad final, decir que Schubert solía llevar a las sopranos al límite de sus tesituras, lo cual a veces no resultaba factible para muchas cantantes. Es por este motivo que esta y otras piezas de Schubert a día de hoy se cantan transportadas y no en la tonalidad original.

Cris Rodriguez
Cris Rodriguez
Pianista profesional y profesora de conservatorio. Cofundadora de Maldito Piano. Cuando mi trabajo me dá tregua, me escapo a tocar por el mundo adelante para participar en proyectos alucinantes como el Jordan Rudess KeyFest o Rockin'1000. No sé vivir sin música,así que el tiempo que me queda se lo dedico a estos tutoriales.

DEJA UNA RESPUESTA

Deja tu mensaje
Por favor, escribe tu nombre

ENTRADAS POPULARES