Hay muchos aspectos que están haciendo diferentes los Juegos Olímpicos de Tokyo 2020. Para empezar, se están celebrando en 2021. Además, las restricciones del covid, han obligado a hacer muchas cosas de manera diferente. Y si hay un país para el que están siendo excepcionalmente extraño ese es Rusia. Tan extraños, que en vez de su himno nacional, escuchan el Concierto para Piano Nº1 de Tchaikovsky.
Puede resultar extraño, y para muchos deportistas casi traumático, no escuchar el himno de su país cuando ganan una medalla. Pero lo de Rusia tiene una explicación que nada tiene que ver con la música.
Todo tiene que ver con escándalo de dopping que saltó en 2019. La Agencia Mundial Antidopaje, descubrió malas prácticas en Rusia y les prohibió participar en competiciones internacionales durante 4 años. Eso incluye los Juegos Olímpicos.
Sin embargo, el comité quiso castigar al organismo de competición ruso, pero no a los deportistas rusos que estaban limpios. Por eso, les ha dejado participar bajo la bandera del «Comité Olímpico Ruso».
Se les permite vestir con los colores de la bandera rusa (rojo, blanco y azul), pero no pueden tener más exhibiciones de representación nacional. Eso incluye el himno.
Los rusos no podían utilizar su querido himno, así que decidieron echar mano de uno de sus más grandes compositores: Pyotr Ilyich Tchaikovsky. Así que, cada vez que alguien del Comité Olímpico Ruso sube al podio, podemos escuchar su Concierto para Piano Nº1.