Miles de refugiados llegan cada día a la frontera entre Polonia y Ucrania, huyendo de la guerra y la devastación. Por fortuna, son muchos los colectivos y voluntarios que se han organizado para darles el mejor recibimiento posible. No solo se trata de cubrir sus necesidades más básicas (hambre, frío, etc), también hay gente que se esfuerza por arrancarles una sonrisa y, por unos momentos, hacerles olvidar el dolor que han vivido. Eso es lo que trata de hacer Davide Martello, un pianista que recibe a los refugiados con su música.
Medyka es un pequeño pueblo polaco situado en la frontera con Ucrania. Allí llegan miles de refugiados cada día desde que comenzó la invasión rusa. Allí toca cada día Davide, a pesar del frío y de los elementos. Toca un curioso piano que el mismo construyó y que llevó hasta allí con ayuda de una vieja caravana.
Según pasan los refugiados, se sorprender al escuchar en directo canciones contra la guerra y que les dan esperanza, como el Imagine de Lennon o el Hallelujah de Leonard Cohen. A veces se forman corros a su alrededor, algunos tararean sus canciones y otros se paran para agradecer su labor. Es uno más de los voluntarios que tratan de llevar un poco de felicidad a la vida de tanta gente que lo ha perdido todo.
“Es mejor que estar sentado en casa de brazos cruzados, ¿no?” – Admite el propio pianista, que afirma que la música es importante y puede cambiar las cosas.
