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Pasapáginas ¿la peor tarea para un músico?

En muchos conciertos de música clásica es muy común la presencia de un pasapáginas asistiendo al pianista. Su labor puede parecer sencilla: pasar las páginas de la partitura a medida que la música avanza, para que el pianista pueda ir leyendo mientras toca. Sin embargo, es una tarea que la mayoría de los músicos evitamos cuando nos lo piden. Esto se debe a que es una labor invisible cuando se hace bien, pero un gran foco de atención cuando se hace mal. Y lo cierto es que hay muchas cosas que pueden salir mal.

En primer lugar, el pasapáginas ha de leer música correctamente, pero no llega con eso. Los pianistas siempre van leyendo la partitura por delante de lo que tocan, así que el pasapáginas ha de tener la perspicacia suficiente para saber cuando el pianista necesita pasar de página, aunque la música no haya llegado al final de la página. Esto podría resultar más o menos sencillo si el pasapáginas acompañase siempre al mismo pianista, pero en multitud de ocasiones es una tarea puntual.

Es bastante común que un gran pianista llegue a una ciudad y solicite un pasapáginas. Algunos músicos ven en esto una oportunidad de acercarse a una figura que admira. Sin embargo, también se expone a su temperamento que a menudo es más que fuerte, y más con la presión del directo y la presencia de críticos musicales.

El pasapáginas ha de ser como una sombra del pianista. Entra al escenario antes del pianista (o discretamente mientras este saluda), debe permanecer sentado mientras esté sobre el escenario, levantándose solo para pasar la página (si el pianista toca alguna obra de memoria, el pasapáginas se retira). Ha de pasar las páginas ágilmente pero de manera silenciosa y de forma limpia. Tras el recital, el pasapáginas se retira discretamente mientras el pianista recibe los aplausos. En ocasiones el pianista tiene algún gesto de agradecimiento hacia el pasapáginas, pero es algo que no siempre se da.

Por si todo esto fuera poco, el pasapáginas depende de los elementos que haya sobre el escenario. A veces, corrientes de aire provocados por puertas o el aire acondicionado pueden tirar o pasar las páginas de manera aleatoria. En esas ocasiones, el pasapáginas ha de encontrar el punto en el que iba el pianista, sin alterar su interpretación.

Y aún con todos los elementos que hemos señalado bajo control, hay muchísimas cosas que pueden salir mal. Si no, que se lo pregunten a la pasapáginas de este vídeo.

Agus Rodríguez
Agus Rodríguez
Creador de contenidos online y experto en marketing digital y RRSS. Cofundador de Maldito Piano. Amante del deporte y la buena comida. La música me ayuda a viajar cuando mi presupuesto no me lo permite.

2 COMENTARIOS

  1. En mi fundación, desde el principio, hemos pagado a los pasapáginas. Existe la mala costumbre de dar por hecho que el pasapáginas no cobra, con nosotros sí. Para pasar páginas, hay que tener conocimientos y muchos, haber estudiado música durante años, tal vez los mismos que quién toca. Hay que reconocer el trabajo, nosotros lo hacemos.

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