Radu Lupu, uno de los pianistas más importantes del presente, ha fallecido el pasado domingo a los 76 años, en Lausanne, tras una larga enfermedad.
Nacido en Rumania en 1945, fue uno de los más grandes pianistas de su generación. Quizás no tan conocido como otros, pero respetado por todos: músicos, crítica y público.
Su carrera profesional despegó tras ganar tres concursos importantes en solo 4 años: Van Cliburn (66), Enescu (67) y Leeds (69). A partir de ahí, inició una carrera que le llevó a tocar con las principales orquestas de todo el mundo y con los más grandes directores: Karajan, Barenboim, Giulini, etc.
Radu Lupu era un pianista distinto al resto, al que no se le podía enmarcar en ninguna escuela. Con un repertorio muy concreto, del que sabía arrancar momentos mágicos, especialmente con Schumann, Brahms y, sobre todo, Schubert.
Las grabaciones de Radu Lupu son auténticas joyas y forman un extenso catálogo en el que se incluyen los conciertos para piano de Beethoven, la integral de sonatas para violín y piano de Mozart, los lieder de Shubert y un larguísimo etcétera.
Entre los numerosos galardones que recibió por su carrera destacan el Premio Internacional Arturo Benedetti Michelangeli y el prestigioso Premio «Abbiati», que le otorgó la Asociación de Críticos Italianos en 1989 y 2006.
Sus últimos años estuvieron marcados por graves problemas de salud, por lo que en 2019 decidió poner fin a una carrera de más de 40 años. Con él se marcha otro de los grandes pianistas de esa generación mágica de los años 40 y 50.
