Vivimos una época con una obsesión constante por el rediseño de productos en pos de buscar una mayor eficacia. En los últimos años se han rediseñado objetos cotidianos tan dispares como aspiradoras o secadores de pelo. Teniendo esto en cuenta, ¿podríamos replantearnos el diseño tradicional del piano para conseguir una mejora en el sonido?. El pianista letón David Klavins pensaba que sí, por eso construyó este piano de 4,5 metros del que ya dicen que es el mejor piano del mundo.
Hemos de tener en cuenta que eso de ser «el mejor piano del mundo» es un poco relativo. Ya que a la hora de juzgar la calidad de un piano, tiene mucha importancia nuestro propio gusto personal y el tipo de sonido que necesitamos. Sin embargo, si atendemos a las razones físicas y a la opinión de los expertos que han escuchado este piano, podemos hablar del mejor piano del mundo.
¿Por qué un piano de 4,5 metros?
Como ya hemos visto en nuestro post sobre las partes del piano, para conseguir los sonidos más graves, se utilizan cuerdas más gruesas.
Esto es pura física del sonido. Para conseguir un sonido más grave solo hay tres opciones posibles: que la cuerda sea más larga, que sea más gruesa o que esté menos tensionada.
Las cuerdas que emiten los sonidos más graves del piano son las más largas, de ahí la característica forma de onda de los pianos de cola. Sin embargo, esa longitud de cuerda no es suficiente para conseguir el sonido más grave, por eso son también cuerdas más gruesas y menos tensionadas. Digamos que en los pianos tradicionales se recurre a una fórmula mixta.
El problema es que el hecho de que la cuerda sea más gruesa y esté menos tensionada, degradan la calidad del sonido. La manera de conseguir un bajo perfecto sería alargar la cuerda hasta lo que fuera necesario sin contar con limitaciones de espacio dentro del piano.
Esto fue exactamente lo que ha hecho David Klavins, que construyó su piano con cuerdas largas, delgadas y flexibles para los bajos. Para hacernos una idea, la cuerda más larga de un piano de cola Steinway modelo D mide 201 cm, mientras que la del piano de David, el Klavins M450i, mide 390cm.
Esta longitud era un problema para meterlo en cualquier escenario, así que Klavins decidió colocar el harpa en vertical, construyendo así un piano de 4,5 metros. Para tocarlo, hay que acceder al teclado subiendo por una escalera.
Como hemos dicho, este piano consigue unos bajos cuasi perfectos, sin ningún tipo de distorsión. No solo eso, debido a su disposición, el músico que lo toca, no lo hace frente al piano sino sobre el piano. En propias palabras de Klavins «Tocarlo es muy especial pues sientes las vibraciones en tu cuerpo; sientes como si estuvieras sentado en el piano, no frente al piano. Es una sensación difícil de describir, como explicarte a qué sabe un champiñón si nunca has probado uno».
Una historia de amor con el piano
David Klavins se enamoró del piano cuando tenía solo 3 años y escuchaba a su madre tocando Chopin.
Cuando era niño, sus padres no podía pagarle clases de piano, así que con solo 8 años empezó a aprender de manera autodidacta.
Con los años entró como aprendiz en un taller de pianos. Los dueños del taller buscaban jóvenes que continuasen la tradición de hacer pianos, pero era algo que no le llenaba demasiado. Klavins sabía que el diseño podía mejorarse y conseguir un mejor sonido.
Cuando tuvo el diseño para mejorar el piano, todo el mundo se rió de él. Incluso su hermano y compañero de taller. Sin embargo, Klavins no cejó en su empeño y cuando escucharon su primer modelo de 3,7 metros, todo el mundo lo felicitó.
Ahora ha presentado su segundo modelo, el Klavins 450i de 4,5 metros de altura y los expertos se rinden a la evidencia. Esta manera de construir pianos consigue un sonido mejor, otra cosa es que sea un modelo exportable para utilizar en casas y escuelas.