Si eres de los que defienden a ultranza las formas más convencionales de tocar el piano, ve preparándote para llevarte las manos a la cabeza. Kelly Moran forma parte de esa generación de músicos empeñada en explorar las infinitas posibilidades que puede ofrecer un piano. Y su nuevo disco, Ultraviolet, no es una excepción.
Corría el año 1938 cuando Jhon Cage se aventuró en el mundo del piano preparado. Esto es, utilizar elementos externos al piano en sus diferentes partes (caja de resonancia, cuerdas, etc), para conseguir sonidos diferentes. Esto abrió la veda a una corriente de músicos que se lanzaron a explorar las posibilidades el piano. A partir de aquí, valía todo: tocar directamente las cuerdas, golpear la tapa, utilizar todo tipo de herramientas…
Si bien, esta corriente no es mayoritaria, ha mantenido una fiel base de seguidores a través de los años.
La segunda revolución vino de la mano de la digitalización de los pianos. Al poder conectarlo a ordenadores, controladores MIDI, secuenciadores, etc las posibilidades se multiplicaron exponencialmente.
En este punto aparece Kelly Moran y su innovadora manera de tocar el piano sin sentarse frente a las teclas. Su nuevo disco Ultraviolet cuenta con la colaboración del productor Oneohtrix Point Never, uno de los grandes de la electrónica. El resultado es un disco psicodélico, repetitivo y, curiosamente lleno de tranquilidad. Con esta manera de tocar, Kelly Moran consigue crear atmósferas envolventes, que te transportan a otro estado de conciencia.
Un disco al que es muy recomendable acercarse con la mete abierta (y los oídos), para disfrutar sin prejuicios de los miles de matices que aporta.
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