Críticas, envidias, egos… desde que el mundo es mundo, los músicos siempre nos hemos tenido que enfrentar a los mismos problemas. Incluso los más grandes del panteón musical, como Bach, tuvieron que enfrentarse a estos mismos problemas.
Durante nuestro desarrollo como músicos, nos toparemos con todo tipo de dificultades, baches o momentos amargos. Seguramente nos sobrepongamos sin problema a la mayoría de estos sinsabores, pero si alguno nos coge en mal momento, puede que nos desanime demasiado, planteándonos incluso dejar la música. Conocer que grandes maestros como Bach, se encontraron con estos mismos problemas, puede ayudarnos a enfrentarnos a ellos con perspectiva para superarlos mejor.
Es por eso que hoy vamos a profundizar un poco en algunos capítulos de la vida de Bach en los que tuvo que enfrentarse a problemas que, antes o después, también nos encontraremos nosotros.
Desprecio
¿Alguna vez te han dicho que tocas muy mal?, ¿Que no vales para esto? No te preocupes, Bach también se tuvo que enfrentar a este tipo de «iluminados».
En 1705, cuando Bach trabajaba en Arnstadt, un miembro del consejo de la ciudad dijo: «Si Bach sigue tocando de ese modo, nos quedaremos sin órgano en dos años, o la mayor parte de la congregación se quedará sorda»
Y es que este tipo de persona con disponibilidad para juzgar sin ningún tipo de conocimiento, abunda en el mundo. En 1723, cuando Bach se convirtió en el nuevo Director Musices del Consejo Musical de Leipzig lo recibieron con estas palabras: «A falta de los mejores, hemos tenido que escoger a los de segunda fila…«
Esfuerzo
A veces cometemos el error de compararnos con alguien cercano que parece que avanza más con su instrumento que nosotros. Ahí surgen las dudas y tendemos a pensar que a la otra persona se le da bien tocar, mientras que a nosotros no. Puede que haya gente con más facilidad para tocar que nosotros, pero eso podemos suplirlo a base de esfuerzo.
Cuando la gente se maravillaba ante el genio de Bach el solía quitarse importancia y decir que todo lo había conseguido a base de mucho trabajo. También afirmaba que todo aquel que trabajase tanto como él, podría llegar igual de lejos.
Ego
El ego es un enemigo muy común en los músicos. Muchos nos creemos mejor de lo que realmente somos y, tarde o temprano, llega algún golpe de realidad.
Bach también fue víctima de su ego. Mientras vivía en Weimar, le dijo a un amigo que era capaz de tocar cualquier obra a primera vista, sin problemas. A los pocos días, esta amigo lo invitó a desayunar a su casa y colocó varias partituras aparentemente sencillas en su atril. Bach se puso a tocarlas a primera vista, hasta que llegó a un pasaje que fue incapaz de tocar. En ese momento, no le quedó más remedio que admitir que no todo puede tocarse a primera vista.
Enchufes
¿Alguna vez has optado a algún puesto, ya sea de trabajo o en una formación musical y se lo han dado a otra persona menos preparada que a ti? Este tipo de enchufes existen desde que el mundo es mundo y Bach también tuvo que lidiar con ellos.
En 1720, Bach compitió por un cargo musical en Hamburgo. En su prueba maravilló a todos los presentes con su habilidad para la música. Sin embargo, a ese mismo puesto se presentó el hijo de un artesano acomodado, que usaba mejor los dedos para manejar dinero que para tocar. A pesar de la indignación general, que reconocían que Bach era el mejor, el puesto fue para el hijo del que tenía dinero.
Como ves, hasta los más grandes músicos han pasado por los mismos problemas que tú. Así que no te desanimes, y sigue haciendo aquello que te apasiona.
