Puede parecer una broma, pero es cierto. El pianista Trevor McKinley ofreció un concierto en las montañas de Central Otago (Nueva Zelanda) para un rebaño de ovejas.
Este «concierto para ovejas» fue idea del artista Odelle Morshuis, quien ya ha creado diversas performance al aire libre similares.
No sabemos si el artista quería llamar «borregos» a las audiencias actuales o si el significado de la performance era otro.
Para poder realizarlo, se transportó un piano vertical a una zona de pasto en las montañas, donde Trevor McKinley (vestido de concertista y todo) inició su recital.
Poco a poco, las ovejas fueron perdiendo el miedo al piano y acercándose a él mientras pastaban. La imagen de Trevor tocando bastante incómodo, mientras varias ovejas muerden las teclas, no deja de ser cómico.
A favor del pianista, hemos de decir que el público no se comportó demasiado bien. No guardaban silencio, se amontonaban en torno al pianista y metían la cabeza en las teclas.