Este sábado, unas tristes imágenes recorrían el mundo. La célebre catedral gótica de San Pedro y San Pablo en la ciudad de Nantes era pasto de las llamas. El fuego provocó graves perdidas en su interior: todas las vidrieras explotaron y su gran órgano del siglo XV se ha perdido por completo.
Construido en 1619 por el constructor de órganos Girardet, el órgano de la catedral de Nantes era uno de los órganos con material fónico más antiguos de Europa. En 1784 fue reformado y ampliado por el «Facteur d’orgue du Roi» (el fabricante de órganos real) Francois-Henri Cliquot. Este era uno de los mejores fabricantes de órganos de su tiempo y consiguió que el órgano de la catedral de Nantes tuviera 5 teclados y 49 registros diferentes.
Durante la década de los 70 sufrió una nueva remodelación. Esta vez, los cambios corrieron a cargo de la empresa especializada en órganos Beuchet-Debierre. En esta ocasión, los cambios estuvieron más enfocados al apartado técnico: se le dotó de transmisión eléctrica, combinaciones ajustables y se añadieron nuevos registros. Estas reformas permitieron ampliar notablemente las posibilidades de ejecución del órgano. De esta manera, además de las obras clásicas de los siglos XVII y XVIII, pudieron interpretarse las obras de la escuela francesa de órganos de los siglos XIX y XX.
En la catedral de Nantes pudieron escucharse obras de César Franck, Jean-Louis Florentz, Louis Vierne, Charles Tournemire, Marcel Dupré y Maurice Duruflé, entre otros muchos.
La pérdida de este gran órgano es más dolorosa, si cabe, al tratarse de un incendio provocado, algo que cuesta mucho asimilar.
