El trío para piano es una de las formaciones de cámara más comunes de la música clásica. Está compuesto por tres instrumentos, siendo uno de ellos es el piano. Los otros dos suelen ser un violín y un cello.
Haydn, en el Clasicismo, fue uno de los compositores que más potenció esta formación musical (con clave en lugar de piano) y contribuyó en la evolución compositiva de su repertorio. En su carrera compuso 43 obras para trío con piano/clave. También fue invención suya que a veces el violín fuese sustituido por la flauta.
En los tríos con piano de Mozart pasó a cobrar gran protagonismo el diálogo entre el violín y el piano. Además, mientras que el papel del cello en la mayoría de las veces se reducía a doblar lo que hacía la mano izquierda del piano, con Mozart este instrumento va a pasar a tener intervenciones mucho más importantes. Al igual que a Haydn, a Mozart también le gustó arriesgar y probar instrumentaciones nuevas. En su caso, optó por hacer tríos para piano, clarinete y viola. Posteriormente, compositores como Brahms se basarían en ellos para sus tríos de clarinete, piano y cello.
Pero con Beethoven, el trío para piano encontró los precedentes que influenciarían a las futuras generaciones de compositores. Sus tríos Fantasma Op. 70 n. 1 y Archiduque Op. 97 son todo un ejemplo de anticipación a las características y sensibilidades del romanticismo.
En sus tríos, Beethoven utiliza unos esquemas y unas estéticas impensables en el momento y mucho menos 30, 40 o 60 años antes. En ellos, los instrumentos son tratados con total igualdad, sin dar más protagonismo a uno que a otro. Además, como los compuso de forma distanciada en el tiempo, también se ve una clara evolución entre unos y otros. Su primer trío es de 1787, cuando Beethoven tenía 16 o 17 años de edad, y el último trío data de 1812, año en que Beethoven cumplía 42.
Los tríos de Beethoven.
Originariamente, Beethoven compuso once tríos para piano, violín y cello, pero luego fue realizando reducciones de otras obras suyas para instrumentaciones más numerosas a formato trío. Un claro ejemplo es la reducción a trío de su octeto, Op 103, más conocido como el Septimino, o también el de la Sinfonía en Re mayor Op. 36 (pasó de ser una obra para orquesta a una obra para tres instrumentos).
Ahora bien, hay un Allegretto que no se suele incluir en los ciclos integrales de conciertos en los que se tocan los tríos para piano de Beethoven y que es igualmente un trío. Este Allegretto, está escrito en la tonalidad de mi bemol mayor y se cree que la compuso cuando solo tenía 14 años de edad. Decimos que se cree porque no hay un acuerdo entre musicólogos, editores y estudiosos del tema. Incluso los hay que cuestionan la autenticidad de esta composición, y por eso no suele contarse en la integral de tríos de Beethoven.
Por sus características compositivas, la teoría más respaldada es la que la fecha entre 1790 y 1792. Esto se debe a que la pieza musical posee un tema de fuerte base rítmica que se va a repetir por los solistas, unas veces al unísono y otras en forma de duetos. También se observa un predominio del piano sobre las otras voces instrumentales.
Análisis de los tríos de Beethoven.
A simple vista se puede apreciar una gran curiosidad compositiva en los tríos para piano de Beethoven: Los tres primeros que compuso están compuestos en la tonalidad de mi bemol mayor, y los tres últimos, en si bemol mayor.
En este artículo y otros sucesivos, iremos viendo uno a uno cada uno de los tríos con piano que Beethoven compuso.
Trío en Mi bemol mayor WoO 38.
En su primer trío, Beethoven deja bien claro que además de compositor es un gran pianista. El papel del piano (con momentos de auténtica virtuosidad) va a predominar sobre los del violín y el cello. Es en el Scherzo donde los otros dos instrumentos estarán un poco más presentes. Como curiosidad, es en esta composición donde Beethoven escribe por primera vez el término de Scherzo.
La tonalidad inicial de mi bemol mayor se mantendrá en los tres movimientos. Pero el tipo de compás sí que variará, ya que el primero está en 2/4, el segundo en 3/4 y el último en 6/8.
Siguiendo la tradición de Haydn, Beethoven hace el primer movimiento monotemático, escapando de una exposición con la típica aparición de dos temas casi opuestos. Como novedad, en el desarrollo añade un diseño arpegiado descendente que será retomado para la coda. Este es un recurso compositivo que Beethoven va a explotar en obras posteriores como la Sonata en fa menor, Op. 2 nº1 para piano.
El segundo movimiento es el Scherzo que comentamos anteriormente. Y no deja de ser curioso que lo pusiera en el lugar donde siempre solía ir el Minueto.
En el tercer y último movimiento, Beethoven lo compone a modo de rondó con un tema armonioso pero que va variando cada vez que aparece. Es el movimiento en el que el cello muestra mayor independencia con respecto a los otros dos instrumentos.
Tríos Op. 1.
Supuestamente, esta fue la composición con la que Beethoven decidió hacer su debut ante la sociedad vienesa. Concretamente, se estrenaron en 1793 en un recital en casa del príncipe Carl von Lichnowsky. En dicha velada estaba Haydn entre el público, quien al terminar el concierto, se acercó a Beethoven y le aconsejó que se quedara solo con los dos primeros y se olvidara del tercero y que nunca lo publicara. El alemán se enfadó acusando a Haydn de decir eso simplemente por envidia porque justamente el tercero era el mejor de los tres.
Haydn había sido maestro de Beethoven años atrás, pero chocaban tanto sus temperamentos, que acabaron en enemistad. Aún así, Haydn solía referirse a Beethoven como el Gran Mogol, porque sabía que como compositor era un auténtico diamante en bruto.
Trío Op. 1 nº1.
El primero de los tres tríos Op. 1 está compuesto en su recurrente tonalidad Mi bemol mayor. Como muestra de evolución compositiva con respecto al trío anterior, en este Beethoven utiliza el bitematismo para componer su primer movimiento. El primer elemento melódico aparece en corcheas al piano, mientras que el segundo elemento se encuentra en el cello y el violín en figuración de negras. Con esto Beethoven aproxima su trío a las normas compositivas de la sonata. En el desarrollo aparece una gran independencia de las voces/instrumentos y se igualan sus protagonismos, al irse pasando el tema de unos a otros.
El segundo movimiento, un Adagio cantabile, también es bitemático y de nuevo el piano presenta el primer tema y las cuerdas el segundo. En este movimiento Beethoven comienza a explorar algunos de los recursos dinámicos que posteriormente lo caracterizarán. Un ejemplo es el pianísimo súbito en las cuerdas a la hora de repetir el tema principal.
El tercer movimiento, un Scherzo, es de medida ternaria igual que el Adagio. Como curiosidad, comienza en la tonalidad de do menor.
El cuarto y último movimiento nos lleva a La bemol mayor. Es un Presto, en compás de 2/4 y su elemento más característico son los saltos de 10ª con los que comienza el piano y que serán la base rítmica de todo el movimiento. Sigue una estructura bitemática y contrastante como en el primer y segundo movimientos.
Trío Op. 1 nº 2.
Este trío está compuesto en la tonalidad de Sol mayor, compás de 3/4 y las originalidades compositivas de Beethoven ya se dejan ver desde sus primeras notas.
El primer movimiento, Allegro vivace, comienza con una inusual introducción de 27 compases. El material temático parece ser reciclado del principio del Trío en Mi bemol mayor porque el motivo ascendente que expone el piano se ve que proviene claramente del otro trío, pero transportado a la tonalidad de Sol. Pero este Vivace viene con más novedades. En vez de utilizar un bitematismo a la hora de componer los temas, Beethoven utiliza tres. El primero aparece en el piano y el violín, el segundo en el piano y el tercero aparece de nuevo al piano y violín. Eso sí el tercer tema puede considerarse casi una variante del motivo de la introducción. De plantearlo así, estaríamos de nuevo ante un ejemplo de esa capacidad única de Beethoven para anticipar temáticamente las estructuras, como vimos en el trío anterior. El máximo desarrollo de esta técnica se observa en su Cuarta Sinfonía, donde la introducción constituye el esqueleto temático de todo lo que vendrá a continuación.
El segundo movimiento, largo, en compás de 6/8, está en la tonalidad de mi mayor y utiliza un juego de voces con el que Beethoven pretende dar igualdad de protagonismo a los tres instrumentos. El movimiento se basa en un bitematismo de gran lirismo y tranquilidad que muchos expertos dicen que recuerda en gran medida a Mozart.
El tercer movimiento, es un Scherzo que se divide en tres secciones: Allegro, Trío y Coda. Beethoven vuelve a sorprendernos al evitar sus característicos tempos feroces, síncopas, o rítmicas cruzadas. Lo único reseñable es la coda, creada para alargar el movimiento y darle un toque inusual.
El cuarto movimiento, Presto, en realidad es un rondó rápido en el que se van intercambiando los motivos temáticos entre los instrumentos. Lo más reseñable quizás sea la presencia rítmica otorgada a la cuerda.
Trío Op. 1, nº 3.
Este tercer trío del Op. 1 beethoveniano está compuesto en do menor y transmite sensaciones de reflexividad e introspección.
El primer movimiento, en do menor, es un Allegro con brío. Aunque su exposición es bitemática, Beethoven añade un pequeño detalle para llamar la atención. El primer tema realmente está dividido en dos elementos. El primer elemento, el motivo generador de la frase, es tocado al unísono por los tres instrumentos. El segundo, considerado por muchos el auténtico primer tema, es una melodía rápida en figuración de corcheas.
Aunque en este movimiento trata de seguir la forma sonata, lo cierto es que Beethoven sintetiza y trata de unir e incluso hacer que el oyente confunda el desarrollo y la reexposición como una misma parte. Durante este desarrollo, el compositor utiliza el motivo inicial y le aplica variaciones tímbricas, tonales y métricas. Estas variaciones del motivo las retomará en la coda para cerrar el movimiento.
El segundo movimiento es un Andante con Variazioni compuesto en la tonalidad de Mi bemol mayor. Es el único movimiento de la obra que comienza en modo mayor. Su tema principal es un motivo sencillo(interpretado unas veces al violín y otras al piano) que se va adaptando a los acordes que lo acompañan. Este tema va a ser reelaborado en las cinco variaciones que conforman el movimiento. En la primera variación hay cierto predominio del piano, mientras que en la segunda son las cuerdas las que conducen la melodía. En la tercera variación las cuerdas hacen un especio de acompañamiento al piano. La cuarta variación es más cantable y se basa en una lánguida melodía expuesta en las cuerdas. La última variación es la más movida. Comienza con un movimiento continuo de escalas cromáticas al piano (en tresillos) sobre una base armónica en las cuerdas. Finaliza con una coda que recuerda en cierta manera a los tresillos iniciales.
El tercer movimiento es el único trío del Op. 1 que tiene un Minuet en lugar de un Scherzo como tercer movimiento. Y además, Beethoven escapó del aire de danza cortesana que tenían los minuetos del siglo XVIII. El piano es el encargado de exponer al tema en la primera parte mediante diferentes fraseos, imitaciones y una curiosa alternancia de acordes que están colocados deliberadamente de tal forma que hacen al oyente dudar sobre la colocación y la regularidad del acento rítmico. Luego, en la segunda parte, el tema se desarrolla entre unos rápidos arpegios al piano que armónicamente llevan el orden inverso de la primera parte. En la sección central, aparecen unas escalas muy rápidas en el violín que dan paso a las melodías del cello. El minueto termina con una repetición da capo.
El cuarto movimiento, Finale, comienza con los tres instrumentos introduciendo el tema principal al unísono. El tema está formado por una melodía sencilla interpretada en legato y pianissimo. En el puente modulador, el motivo aparece en el cello pero como en un segundo plano. El segundo tema es una dulce melodía que aparece primero en el piano y luego en el violín. El desarrollo fue creado basándose exclusivamente en el segundo tema. Tras varias transposiciones que se intercalan escalas a toda velocidad en el piano, se lleva a un pedal de dominante tras el que llegamos a la reprise. En ella nos encontramos de nuevo con el primer tema (aunque sin la pausa introductoria) y luego con el segundo tema pero transportado a la tonalidad principal. Aquí sucede algo característico de Beethoven y es que presenta el tema en el modo mayor de la tonalidad y cuando nos acercamos a la conclusión se pasa a modo menor. Al final de este movimiento, Beethoven añade una elaboración del primer tema y ofrece un cierre poco habitual al irse todo desvaneciendo gradualmente para acabar en el acorde de do de una manera suspensiva y generando más interrogantes que sensación de cierre. Esto en su época era algo totalmente innovador y extraño.
Trío en Si bemol mayor, Op. 11.
Beethoven compuso este trío en 1797 y en él escribió una melodía optativa que puede ser tocada por un clarinete o un violín. La pieza está dedicada a la Condesa Maria Wilhemina von Thun und Hohenstein y se cree que la parte del clarinete se la había solicitado un instrumentista de la época que se llamaba Beer. A este trío también se le conoce con el sobrenombre de Gassenhauer Trio porque su tercer movimiento contiene variaciones sobre un tema del drama L’amor marinaro ossia Il corsaro, muy popular en esa época, que habitualmente se cantaba por las calles, especialmente cuando se iba con unas copas de más (Gassenhauer significa canción de la calle).
El primer movimiento, Allegro, está formado por dos elementos temáticos. El primero es una frase de tres blancas y siete negras que se escucha en todos los instrumentos al unísono. El principal aspecto de contraste con respecto al segundo tema es que este primero debe ser tocado en forte (el segundo tema se toca muy suave). El desarrollo es muy breve y se basa principalmente en el segundo tema. Tras él se procede a la recapitulación, que en este caso es exacta.
El segundo movimiento es un Adagio compuesto en la tonalidad de Mi bemol mayor y compás de 3/4. Su esquema formal y temático es tripartito. El primer tema es expuesto por el cello, aunque luego se intercambiarán los momentos de lirismo entre el cello y el clarinete.
El tercer movimiento está formado por las nueve variaciones mencionadas anteriormente y una coda. Beethoven hace modular las variaciones entre el modo mayor y el menor de la tonalidad de Si bemol. Lo más destacable de estas variaciones es que la primera de ellas es expuesta por el piano, pero la segunda es cantada por el cello y el violín o clarinete en pianísimo con la novedad de que el piano se mantiene en silencio, sin participar, ni si quiera para realizarles un acompañamiento. En la penúltima variación la línea melódica vuelve al cello, con la indicación de dolce.
Según Carl Czerny, alumno de Beethoven y conocido compositor, Beethoven tenía la idea de separar las variaciones del trío y dejarlas como una pieza independiente, para la que añadiría un final alternativo. Pero Beethoven nunca llegó a hacerlo.