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Los 5 mejores conciertos para piano y orquesta del siglo XX.

Tras hablar de los conciertos para piano del Clasicismo y del Romanticismo, hoy vamos a hacer un pequeño recorrido por los 5 conciertos para piano y orquesta más representativos del siglo XX. En este caso es más complicado que en los anteriores, ya que en el siglo XX se han producido muchas corrientes musicales: impresionismo, dodecafonismo, futurismo, atonalismo, neoclasicismo, minimalismo…

D. Shostakovich. Concierto para piano nº 1 Op.35.

En 1933, mientras ideaba este concierto, Shostakovich le confesaba a un amigo suyo que estaba valorando seriamente dejar la composición y volver a dedicarse en exclusividad a la carrera concertística. Paradógicamente, en este año de dudas compuso los 24 preludios Op. 34 y sólo cuatro días después de la finalización este ciclo, terminó de componer el Concierto núm. 1 Op. 35. El concierto se hizo célebre porque ningún compositor había presentado un concierto para piano y orquesta en la música soviética de aquel entonces. Por eso, su concierto Op. 35 fue una hazaña en la historia de la música de la URSS y que abrió la puerta a la aparición de otros conciertos para piano de compositores contemporáneos a Shostakovich como el Concierto en Sol menor de Kabalevsky y el Concierto en Re bemol mayor de Khachaturian.

Hay tres curiosidades que rodean a este concierto:

La primera es que el concierto fue estrenado en Leningrado el 15 de octubre de 1933, con el propio Shostakovich como solista al piano y Nikolaievich Schmidt a la trompeta. Aunque se conoce popularmente como concierto para piano, en realidad es un concierto para piano y trompeta. Ambos instrumentos son coprotagonistas.

La segunda particularidad es que el concierto posee 4 movimientos que, según las indicaciones del propio compositor, deben interpretarse sin paradas ni interrupciones. Pero muchos estudiosos consideran que en realidad el tercer movimiento no tiene las características y el peso suficiente para considerarse independiente, y que se trata en realidad de una introducción del cuarto movimiento.

La tercera y última es que en este concierto, como en otras obras suyas, Shostakovich hace referencias a temas de otros compositores y también suyos. Por ejemplo, en el primer movimiento, tras la introducción del piano y la trompeta, el piano realiza una variación de los primeros compases de la famosa Appasionata de Beethoven.

M. Ravel. Concierto en Sol.

El Concierto para piano y orquesta en sol mayor, fue compuesto por Ravel entre 1929 y 1931 y se estrenó en enero de 1932 en París con el propio Ravel dirigiendo la orquesta y Marguerite Long al piano. La idea de Ravel era tocar él mismo en su estreno, pero se lo impidieron unos problemas de salud que arrastraba tras una exitosa y larga gira de conciertos por América. Un dato curioso es que se produjeron 3 estrenos simultáneos y mientras Ravel y Marguerite Long lo estrenaban en París, la Sinfónica de Boston y la de Filadelfia hacían lo mismo en sus correspondientes ciudades.

Además, al mismo tiempo que componía esta obra, Ravel escribió también su Concierto para la mano izquierda.

Es un concierto que llama mucho la atención del público porque resulta muy brillante e impactante. Posee 4 movimientos, de los cuales el último es especialmente virtuoso, rápido y complejo para el pianista. Quizás por esto, se considere que es la mejor obra de Ravel.

S. Prokofiev. Concierto para piano Nº 3, Op.26.

Prokofiev compuso cinco conciertos para piano entre 1911 y 1932, pero es el tercero el que se ha convertido en el más famoso debido a sus innovaciones melódicas y rítmicas. Lo compuso entre los años 1917 y 1921 y el concierto consta de tres movimientos de unos diez minutos de duración cada uno.

El concierto se estrenó en la ciudad de Chicago el 16 de diciembre de 1921, con el propio Prokofiev al piano como solista.

Una de sus principales novedades y que captura siempre la atención del público cuando se escucha es el novedoso juego bitonal que realiza en el último movimiento. Aquí, la orquesta toca en la tonalidad de sol mayor mientras el piano lo hace en re mayor. No obstante, la tonalidad principal del concierto es la de do mayor.

Schoenberg. Concierto para piano Op. 42.

Schoenberg compuso su concierto para piano Op. 42 entre julio y diciembre de 1942. Su estreno fue muy curioso, ya que se estrenó primero en la radio, y tiempo después en un auditorio con público. Su estreno en radio fue el día 6 de febrero del año 1944 y contó con Eduard Steuermann como solista y Leopold Stokowski dirigiendo la Orquesta Sinfónica de la NBC. El estreno en un teatro, fue en febrero de 1963 con el famoso Glenn Gould al piano.

Es un concierto que suele llamar la atención por su sonoridad y porque dura algo menos de 20 minutos. En su época causó un gran choque entre los conservadores que lo veían demasiado avanzado, pero también entre los modernistas, que lo acusaban de traicionarlos al emplear técnicas dodecafonistas.

Como curiosidad, debes saber que Schoenberg era judío y se encontraba en Estados Unidos escapando de los nazis. En la partitura original, el compositor plasmó unas indicaciones que confirman que se trata de una obra programática en la que refleja su vida y la de muchos otros refugiados alemanes y polacos. Estas anotaciones al principio de cada movimiento eran: «La vida era tan fácil», «De repente estalló el odio», «Se creó una situación grave» y «Pero la vida continúa», y sin duda, la música expresaba adecuadamente el texto de cada una de ellas. Eso sí, el compositor no quiso que estas anotaciones aparecieran en las partituras que se publicaron para su comercialización, según él para no condicionar a los intérpretes y que su música se convirtiera así en algo fijo.

B. Bartók. Concierto para piano n.° 2 en sol mayor, Sz. 95, BB 101.

Bartók compuso su segundo concierto entre 1930 y 1931. Se considera una de las piezas más difíciles de su repertorio debido a sus técnicas contrapuntísticas, aunque sin llegar al extremo de su primer concierto. Para que te hagas una idea de su dificultad, el primer concierto iba a ser estrenado por la Filarmónica de Nueva York pero se vieron incapaces de montarla a tiempo, y tuvieron que modificar el programa y tocar otra obra. Por eso, Bartók decidió simplificar la composición del segundo. Aún así, pianistas de alto nivel rehusaban tocarlo. El propio András Schiff dijo: «Para el pianista, es una pieza que rompe los dedos. Es probablemente la pieza más difícil que he tocado, y por lo general termino con el teclado cubierto de sangre».

Esto justificó que aunque Bartók lo terminase de escribir en 1930 o 1931, su estreno no tuvo lugar hasta 1933 y con el propio compositor interpretando la parte del piano.

Posee tres movimientos que conforman una estructura totalmente simétrica. Esta simetría se ha estandarizado y se conoce a día de hoy como forma en arco. Además, muchos estudiosos opinan que el tema principal del primer movimiento es una referencia directa al de la obra El pájaro de fuego.

En cuanto al título largo de este concierto y las diferentes catalogaciones que existen sobre la obra de Bartók, es porque el compositor numeró y renumeró en distintas ocasiones su obra, creando así gran confusión en muchos casos.

Cris Rodriguez
Cris Rodriguez
Pianista profesional y profesora de conservatorio. Cofundadora de Maldito Piano. Cuando mi trabajo me dá tregua, me escapo a tocar por el mundo adelante para participar en proyectos alucinantes como el Jordan Rudess KeyFest o Rockin'1000. No sé vivir sin música,así que el tiempo que me queda se lo dedico a estos tutoriales.

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