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Lectura a primera vista: en qué consiste y cómo iniciarte.

Una de las cosas que más cuesta a los estudiantes de música en los conservatorios y escuelas es, sin duda, la lectura a primera vista.

La lectura a primera vista es, en realidad, una parte fundamental en la formación de todo intérprete, ya que un alto porcentaje de nuestros avances y del tiempo que tengamos que dedicarle al instrumento, dependerá directamente de esta habilidad. No obstante, en muchos casos es algo que no se enseña y que apenas se practica. Y de ahí que sea algo temido por el alumnado.

La lectura a primera vista es un proceso complejo, en el que entran distintos factores que debemos de dominar. En este artículo, trataremos de que proporcionarte los conocimientos necesarios para que puedas aprender por ti mismo.

¿Lectura a vista es lo mismo que repentización?

La lectura a primera vista es la ejecución (vocal o instrumental) de pasajes u obras musicales que nunca antes habían sido estudiados, realizándolo con una calidad aceptable y la expresión y el estilo adecuados.

Por otro lado, la repentización consiste en la ejecución de una pieza o fragmento musical sin previa preparación. Incluso la RAE define como repentizar «ejecutar a la primera lectura piezas de música«.

Por tanto, sí que se puede afirmar que es lo mismo. De ahí que en la famosa asignatura llamada repentización, que se imparte en la mayoría de los conservatorios, un bloque fundamental sea la lectura a vista. Decimos bloque fundamental y no bloque único porque hay centros en los que dicha asignatura se une al transporte (repentización y transposición o transporte y lectura a vista). En otros casos, se ve dentro de la materia de acompañamiento o de piano complementario.

Origen de la lectura a primera vista.

La repentización o lectura a primera vista no es algo que surgiera de la nada en pleno siglo XXI. Prácticamente desde que existe la música clásica occidental, la lectura a vista ha tenido su importancia (en mayor o menor medida) en la formación de los músicos.

Profesionalmente hablando, una de las etapas en las que más importancia ha tenido es el Barroco. En esta etapa musical, la lectura a primera vista tenía tanta o incluso más importancia que la improvisación. En cambio, actualmente la tiene, pero más enfocada a ciertas labores como la de pianista acompañante.

A partir de 1980 es cuando más ha crecido el interés por la lectura a vista. Incluso es un tema que se ha investigado tanto psicológicamente como pedagógica y neurociencíticamente.

El por qué se ha estudiado tiene una sencilla respuesta. La lectura a vista es una habilidad compleja en la que más de 20 subhabilidades trabajan al mismo tiempo.

Además, según estudios realizados y citados por Edith Ruiz (profesora en Facultad de música de la UNAM – Ciudad de México), la lectura a vista es una de las cinco primeros aspectos que un profesor de instrumento considera que sus alumnos y alumnas deben dominar. Paradógicamente, se enseña más bien poco. En las clases de piano casi no se practica por el tiempo limitado para montar el repertorio y en muchos conservatorios o escuelas de música ni quiera forma parte del currículum.

Proceso.

Como hemos dicho anteriormente, la lectura a primera vista es, en realidad, un proceso en el que se ponen en funcionamiento varias habilidades y subhabilidades de manera simultánea. Este proceso puede resumirse a grandes rasgos en 3 pasos.

  1. Recibir la información.
  2. Procesar la información.
  3. Producir la información que hemos procesado.

Recibir la información

Lo primero y más lógico es pensar en qué necesitamos para recibir la información: Ojos (o dedos en el caso de utilizar sistemas tipo Braille). Vamos a recibir la información (lo que debemos tocar) a través de los ojos.

Para que recibir la información sea algo ágil y productivo para nuestra tarea, hay que tener en cuenta varios puntos.
– El primero de ellos se conoce como movimientos sacádicos y se trata de movimientos muy rápidos de los ojos, en este caso partitura-mano. La intensidad con la que te fijas en la partitura es algo que influye directamente en ellos y en la soltura del resultado final.
– El segundo punto es la dirección del movimiento de los ojos. Según recientes estudios, los expertos utilizan movimientos en zigzag tanto vertical como horizontal, mientras que los principiantes siguen movimientos lineales y con regresiones, lo que hace que el resultado final sea bastante peor.
– Finalmente, el tercer punto y casi el más importante de todos, es dónde miras. Los lectores expertos no miran justo lo que están tocando en ese preciso momento, sino que van con la vista un poco adelantados a lo que están tocando. Esta separación temporal entre lo que toco y lo que veo se conoce como lapso ojo-mano. No existe acuerdo entre la separación óptima, pero la mayoría coinciden en que lo más óptimo es leer entre medio compás o un compás por delante de lo que estamos tocando. Algunos expertos se atreven a indicar que son siete notas exactas, pero esta teoría no es del todo aceptada ya que la dificultad de la pieza es un factor que repercute demasiado en este proceso.

Procesar la información

El siguiente punto es el de procesar la información y aquí nos centramos en las estructuras mentales. Es más, necesitaremos poner toda nuestra atención en la memoria de trabajo, que es la que le permite al músico tocar algo a la vez que continúa recibiendo información de la partitura.

Pero para trabajar este tipo de memoria, necesitamos agrupar información. Esto no es algo que hagamos solo al piano, sino que hacemos en el día a día. Por ejemplo, agrupamos los números de 3 en 3 para memorizar un teléfono o número bancario. No obstante, al leer por primera vez una partitura no vamos agrupando las notas de tres en tres, pero sí que creamos patrones, que pueden ser rítmicos, melódicos o armónicos. De este modo, podemos ver pequeños conjuntos como una única unidad y nos ahorramos tiempo a la hora de procesar la información que recibimos de la partitura. Además, cuantos más conocimientos musicales tengamos, más patrones y automatizaciones podremos hacer (escalas, arpegios, secuencias…).

Muy relacionado con esta idea de crear patrones o identificar secuencias o figuraciones, está el análisis aplicado. Consiste en reconocer rápidamente cuestiones estilísticas, formales, armónicas, etc. y ponerlas al servicio de la lectura a vista. Al igual que con la creación de patrones, cuantos más conocimientos y cultura musical tengamos, más podremos progresar en este sentido.

Reproducir la información

El último punto es el de reproducir esa información que hemos procesado y aquí entra en juego nuestra habilidad motora. La diferencia entre leer a vista un texto o una partitura es muy sencilla, en la última, debemos convertir lo que leemos en un movimiento de forma instantánea. De ahí que dependamos totalmente de las habilidades motoras.

Aquí entra en juego la rapidez y la precisión de los movimientos, pero también otros aspectos (quizás menos evidentes) como la capacidad de mantener un pulso estable desde el principio hasta el final de la obra. Y esto es un hecho más que demostrado, los lectores principiantes se paran, aceleran, frenan… Y esto es justo lo que se debe evitar. Además, según la mayor parte de los estudios, cuanto más estable se mantenga el pulso, mejor saldrá la lectura a vista.

Saber ubicarse en el piano sin necesidad de mirar constantemente a las teclas y las manos es algo imprescindible para la lectura a vista. También el saber emplear las digitaciones más adecuadas para cada ocasión.

Otro factor no vinculado exactamente con la habilidad motora pero que también influye es la capacidad de resolución de problemas. Cuanto más nos conozcamos y cuantas más herramientas y rapidez tengamos para poder resolver cualquier problema que pueda surgir, mejor nos irá con la lectura a vista. Lo mismo sucede con otras habilidades como la de tener un buen oído interno, ya que cuanta mayor sea nuestra capacidad para saber cómo suena la obra sin escucharla, mejor nos saldrá su repentización, así como también sabremos solventar algunos fallos al dejarnos guiar por nuestro oído y «predecir» algunos movimientos tonales y armónicos.

Técnicas y estrategias.

Como dijimos, la lectura a vista es algo que muchas veces no se enseña o se hace de forma implícita. Muchas veces simplemente se acepta que al estudiar piano con paciencia y regularidad, la capacidad de lectura a vista irá aumentando paulatinamente. Esto es en parte cierto, pero los resultados son mucho peores que cuando se estudia y se practica la lectura a vista explícitamente. Algunos de los métodos más utilizados son:

Si hay algo en lo que coinciden todos los métodos es en la importancia de mirar a la partitura y no a las manos, imaginar cómo suena/cantar la pieza antes de probar a tocarla, buscar y crear patrones, revisar la digitación, la tonalidad y la velocidad antes de empezar a tocar y mantener cierta relajación.

Actualmente también existen diferentes aplicaciones para teléfonos móviles y tablets diseñadas para progresar con la lectura a vista.

Reducir partituras.

A veces, especialmente en niveles más avanzados, el ejercicio de lectura a vista puede ser de una partitura orquestal o para varios instrumentos/voces que nos toque reducir al momento. De hecho, en la asignatura de repentización del grado profesional de música, es muy común el ejercicio de leer a vista corales de J.S. Bach a cuatro voces y cada una de ellas en una clave distinta.

No obstante, las estrategias o métodos son los mismos que expusimos antes. Lo más importante sería realizar una buena lectura, aunque poniendo el énfasis en la parte armónica y también el guiarnos de los conocimientos (intuición) estilísticos. Esto último es porque conociendo el estilo o el compositor, será más fácil saber qué material debemos tocar o cuál puede ser ignorado, ya que al reducir, es imprescindible saber discriminar el material.

Ahora que ya sabes los tipos de problemas que te puedes encontrar a la hora de practicar la lectura a vista y sus soluciones. Ahora solo te faltan las dos pes: Practicar y Paciencia.

Cris Rodriguez
Cris Rodriguez
Pianista profesional y profesora de conservatorio. Cofundadora de Maldito Piano. Cuando mi trabajo me dá tregua, me escapo a tocar por el mundo adelante para participar en proyectos alucinantes como el Jordan Rudess KeyFest o Rockin'1000. No sé vivir sin música,así que el tiempo que me queda se lo dedico a estos tutoriales.

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