Polednice (la bruja del mediodía en castellano) es un poema sinfónico del compositor checo Antonín Dvořák. Para componerla, Dvořák se inspiró en el poema Polednice del escritor Karel Jaromír Erben. A su vez, el escritor había cogido a estos personajes de una leyenda de la mitología eslava.
Unos datos sobre su autor
Dvořák es el gran compositor checo del siglo XIX y el primero de su país en tener fama a nivel mundial. De estilo posromántico, con frecuencia incorporó a sus creaciones ritmos y elementos de la música folclórica de su tierra.
A Dvořák se le considera el representante más importante del nacionalismo checo. No solo su música estaba llena de elementos de su país, casi todas sus óperas están escritas en checo y destinas a transmitir el espíritu nacional.
En este contexto, no es de extrañar que recurra a la mitología eslava para inspirar sus poemas sinfónicos, como hace en esta bruja del mediodía.
La historia de la bruja del mediodía
La bruja del mediodía era una leyenda para asustar a los niños que se portaban mal, como existen en muchas otras culturas. Esta bruja, fea y mala, se presentaba al mediodía (de ahí su nombre) en las casas donde había niños que se portaban mal para llevárselos.
Esto es lo que pasa en el poema. Una madre se encuentra haciendo la comida para su marido y es interrumpida por su hijo pequeño. La madre le advierte que si se porta mal, vendrá la bruja del mediodía a llevárselo. El niño sigue portándose mal y, al mediodía, aparece la bruja y reclama al niño. La madre trata de huir con su hijo y la bruja les persigue hasta que, de tanto correr, la madre se desmaya. Al final de la tarde, el padre llega a casa y se encuentra a la madre desmayada sobre su hijo muerto. Lo había ahogado con su peso al tratar de protegerlo.
La música nos cuenta la historia
El poema sinfónico de Dvořák dura unos 14 minutos en los que nos transmite a la perfección esta historia. La pieza fue compuesta para una orquesta tradicional del siglo XIX, a la que añadió dos instrumentos que tendrán gran importancia en el argumento: el clarinete bajo y las campanas tubulares.
El clarinete bajo representa a la bruja. Al principio de la pieza se «colará» entre la música, advirtiéndonos de que está acechando y, poco a poco, aumentará su presencia. Por su parte, las campanas tubulares tendrán una importancia clave al advertirnos de la llegada del mediodía. La figura del niño también tendrá un instrumento que lo represente: el oboe.
Aunque todo el poema es una única pieza, podemos distinguir 3 partes claramente diferenciadas en él:
- Una escena bucólica y cotidiana en la primera parte, en la que la madre está preparando la comida. Su melodía tranquila se verá interrumpida de vez en cuando por los gritos del niño y, poco a poco, se volverá más rápida y agitada, a medida que la madre pierde los nervios.
- La persecución en la que madre e hijo tratan de escapar de la bruja. En ella la sensación amenazante y de peligro es cada vez mayor.
- La culpa y el dolor de la última parte. En ella, la madre descubre que ha matado a su hijo tratando de protegerlo y la desesperación se hace patente en la música.
Como siempre, la música se entiende mejor si se escucha. Aquí puedes ver el poema sinfónico completo interpretado por la Frankfurt Radio Symphony y dirigido Andrés-Orozco Estrada.