En breve se cumplirán 75 años de las bombas de Hiroshima y Nagasaki, los episodios más trágicos a los que se tuvo que enfrentar Japón en la II Guerra Mundial.
Las dos bombas nucleares arrasaron las ciudades de Hiroshima y Nagasaki, llevándose por delante la vida de miles de personas y de todas sus propiedades.
Entre las propiedades de los vecinos de las dos ciudades arrasadas también había pianos. El japonés Mitsunori Yagawa se encarga de encontrar pianos que sobrevivieron a las bombas y de proporcionarles una nueva vida.
El primer piano que sobrevivió a las bombas le llegó en el año 2000, cuando Yagawa participaba en un proyecto que recolectaba pianos viejos que la gente no quería, los arreglaban y los donaban a hospitales y escuelas. El piano estaba bastante estropeado y lleno de cristales, ya que la potencia de la explosión lo había lanzado contra una cristalera. Sin embargo, el piano aún sonaba y pudo ser arreglado. El 6 de agosto de 2001, el piano fue utilizado por primera vez en un concierto que conmemoraba el 56 aniversario del lanzamiento de las bombas.
A partir de ahí, comenzó la misión de Mitsunori Yagawa. Él es hijo de una familia «hibakusha» (aquellos que sufrieron la bomba), así que decidió juntar estos pianos y convertirlos en un mensaje de paz.
A día de hoy, Yagawa ha rescatado y arreglado 6 pianos. Con ellos en una camión, viaja por todo Japón, haciendo unos 150 conciertos al año. Los pianos se utilizan, sobre todo, en conciertos corales en escuelas cuando los alumnos aprenden sobre Hiroshima y Nagasaki.
Yagawa hace que se pueda volver a tocar los pianos pero manteniendo sus daños y recopilando la historia que hay detrás de cada uno. Esto ayuda a los alumnos a percibir mejor la tragedia de la guerra.
La intención de Yagawa es que estos pianos sean mensajeros de la paz. En 2017 uno de sus «Hibaku pianos» fue utilizado en el concierto que se celebra tras la ceremonia de entrega de los premios Nobel.
Está pensando en pedirle al Papa Francisco que toque uno de estos pianos en su próxima visita a Japón en noviembre. Su intención es que el Papa le ayude a mandar un mensaje que conciencie al mundo en contra de las armas nucleares.