Ayer jueves, 28 de febrero, fallecía a los 89 años el mítico pianista y compositor André Previn, en su casa de Nueva York.
Fiel admirador de Leonard Bernstein, André Previn alternó su carrera como pianista, compositor y director de orquesta cultivando géneros tan diferentes como el jazz, las bandas sonoras o la música de cámara.
Nacido en Berlín en 1930, tuvo que emigrar junto a su familia a los EEUU antes del inicio de la guerra, como tantos otros judíos. Comenzó su andadura musical en el mismo instituto que Richard M. Sherman (famoso por sus bandas sonoras, sobre todo de Disney).
Aunque colaboró en muchos proyectos de jazz (grabó la banda sonora de West Side Story en formato trío de jazz) y entre sus admiradores se encontraba Dizzy Gillespie, nunca se consideró a si mismo como un músico de jazz. El propio André Previn decía de si mismo: «Nunca me he considerado un músico de jazz, sino un músico que ocasionalmente toca jazz».
Junto a sus pinitos en el jazz, desarrolló una prolífica carrera como director de orquesta. Dirigió durante 11 años la London Symphony y pasó por otras prestigiosas orquestas como la Royal Philharmonic Orchestra o la Filarmónica de Los Ángeles.
Su actividad compositiva se centró en la música de cámara y en las bandas sonoras para el cine, actividad que le reportaría 4 Oscars. Dos por las adaptaciones al cine de los musicales Gigi y My fair Lady, uno por adaptar la ópera Porgy and Bess y otro más por la B.S.O. de Irma la dulce.
Al final de su vida, se interesó por la ópera, adaptando las versiones operísticas de Un tranvía llamado deseo y Breve encuentro.
Su prolífica carrera, además de 4 Oscars, le supuso 10 premios Grammy a lo largo de sus 60 años de carrera, en los ámbitos más variados. En 2010 recibió un Grammy honorífico por toda su trayectoria.
El mundo echará de menos a este genio de la música, aunque siempre nos quedarán todos sus trabajos para recordarlo.
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