Antes de que alguien se sienta ofendido y tentado de tirarnos una piedra ante la insolencia del título, os recordamos que nosotros solo nos dedicamos a recoger noticias del mundo del piano, no es culpa nuestra que el mundo esté así de loco. Así que mejor que no maten al mensajero. O mejor aún, no disparen al pianista.
En segundo lugar, indicar que detrás de esta «hazaña», está el departamento de marketing de la compañía china Huawei. Por lo tanto, podemos inferir que sus objetivos son más económicos que puramente musicales.
Pero empecemos por el principio para comentar esta extraña relación entre Schubert y Huawey.
Schubert, como todo el mundo sabrá a estas alturas, es uno de los grandes compositores que ha dado la historia. Uno de los primeros compositores románticos, pero también continuador de la sonata clásica. Además de gran compositor, Schubert era un vividor. Tenía cierta predilección por las señoritas de compañía, lo que le llevo a contraer la sífilis. Curiosamente, no fue la sífilis lo que lo mató, sino el tratamiento a base de mercurio.
Se estima que Schubert empezó a componer su Octava sinfonía coincidiendo, más o menos, con los primeros síntomas de la sífilis. Seis años después murió, dejando esta sinfonía sin terminar. Por eso se conoce como la Inacabada.
¿Qué es lo que dejó escrito de esta Octava Sinfonía? Los dos primeros movimientos están terminados. De hecho, son los que se tocan en muchos programas cuando los directores deciden introducir la Inacabada.
Pero también dejó escrito un tercer movimiento en partitura para piano bastante avanzado (aunque solo un par de páginas estaban orquestadas).
Paralelamente, se cree, que Schubert tenía listo el acto final pero que acabó reciclándolo para el primer entre acto de su Rosamunda.
Si tomamos la música como una ciencia, podríamos decir que si tenemos en cuenta la partitura de piano, el entreacto de Rosamunda, las propias restricciones estilísticas de la época y la manera de componer de Schubert, un musicólogo podría acercarse bastante a lo que sería el final de esta obra. De hecho, ya existe más de un intento.
Por supuesto, esto sería solo un acercamiento. De la misma manera que alguien puede emular una receta de su abuela, siguiéndola punto a punto, sin conseguir darle ese toque especial que le daba la abuela, nosotros podemos acercarnos al final de la Inacabada pero sin el toque del genio de Schubert. Porque al fin y al cabo, la música, además de ciencia incluye emoción, sorpresa, genio, etc.
Por otro lado, la tecnología cada vez trata de emular mejor al cerebro humano. Ya en los 60 se empezó a intentar que los ordenadores compusieran música. Desde aquella, los intentos de la ciencia por superar el cerebro humano se han sucedido en todos los ámbitos. Ordenadores compitiendo con campeones de ajedrez, aparatos que pueden mantener una conversación con un humano, bots que desarrollan su propia personalidad…
En este punto, Huawei ha decidido rizar el rizo y utilizar (y de paso, promocionar) la potencia de los dos «coprocesadores neuronales» de su nuevo modelo Mate 20 Pro. La idea era que este bicho utilizase su algoritmo para, partiendo de los datos conocidos de la obra, componer un final. Evidentemente, en esta tarea entran otros conceptos que a los procesadores se le escapaban, como imitar el estilo Schuberiano o alejarse de otras obras ya compuestas por el autor. El resultado no debió de ser muy bueno ya que, finalmente, tuvieron que echar mano del compositor de bandas sonoras Lucas Cantor.
La tarea de Lucas Cantor fue la de escoger qué valía la pena de todo el bruto que arrojaban los procesadores, elegir las mejores ideas y reinterpretarlas de manera que pudiesen ser tocadas por una orquesta. Nosotros diríamos que es una labor bastante parecida a la de un compositor, pero dejemos a la gente de Huawei disfrutar de su nuevo juguete.
El resultado final podemos verlo en el siguiente vídeo. Alguien un poco mal pensado podría decir que recuerda ligeramente al Canon de Pachelbel. En cualquier caso, dejaremos que cada uno juzgue por si mismo el nivel musical del resultado. Lo que está claro es que a nivel marketing funciona. Al fin y al cabo, nosotros hemos escrito sobre el experimento y tu lo estás leyendo.